Capítulo 20: Menuda pasión

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Narra Daniel

No sé cómo no empecé a reírme como un loco cuando me enteré de que Katy había deado a Diana en la calle. ¡Katy era tremenda! Podía decir lo que quisiera y salir con todos los idiotas con moto del mundo, pero se notaba que en el fondo, aunque fuese muy en el fondo, estaba algo celosa.  

Lo malo era que a cambio de ponerla celosa tenía que aguantar a la pesada de Diana la cual no había parado de hablar desde que salimos de casa. Aquella tarde iba a ser muy larga.

-Daniel -me llamó. 

-¿Qué pasa? -le pregunté. 

-¿La que ha entrado no es tu hermana? -preguntó haciendo un gesto con la cabeza hacia la puerta. 

-Sí, es ella -le contesté mientras fulminaba a Raúl con la mirada. 

-¿Y él? -preguntó refiriéndose a Raúl, el cual no pensaba apartar el brazo de la cintura de Katy. 

-Su novio -escupí las palabras- Se llama Raúl -dije y traté de centrarme en mi taza de café. 

-Hacen una bonita pareja.

-¿Qué? ¡No, que va! Él es un idiota. 

-Pues parece que a tu hermana le gusta el idiota -decidí no dar respuesta al comentario que acababa de hacer- ¡Vaya! ¡Menuda pasión! 

Rápidamente giré la cabeza hacia ellos. Katy rodeaba el cuello del idiota con sus brazos y éste la apretaba con fuerza contra su cuerpo. 

Ver como Katy compartía la saliva con aquel elemento fue algo muy desagradable para mí. No pude no pensar en que sería muy fácil levantarme y pillarme desapercibido con un puñetazo en el ojo. 

Narra Katy

Entramos en el local y fuimos a la barra a pedir nuestra orden. Raúl aun no había quitado su brazo de mi cintura y me preguntaba si pensaba hacerlo en algún momento. 

Una camarera de unos treinta años se nos acercó. Era un poco bajita y delgaducha y tenía el pelo oscuro al igual que los ojos. Le dijimos lo que queríamos y rapidamente se fue a preparar nuestra orden. 

-Katy -me llamó Raúl. 

-¿Qué pasa? -le pregunté. 

-¿Ese no es tu hermano? -me giré y efectivamente, era Daniel, y estaba con la barbie. 

-Sí, es el. No sabía que iba a venir aquí -porque de haberlo sabido ni loca hubiese ido a aquel local. 

-¿Quién es ella?

-Su... novia -juro que sentí una arcada al decir la última palabra. 

-No sabía que tenía novia. 

-Es algo reciente, espero que no dure demasiado -dije mirándola de reojo. 

-¿No te cae bien? -me sonrió de lado. 

-No -dije secamente haciendo que riese. 

-Me recuerda a una de las barbies de mi hermana, pero esta tiene el pelo moreno. 

-¿Verdad que parece una barbie? -sonreí. Raúl sí que me entendía bien. Por eso era mi mejor amigo, porque no tenía que decirle lo que pensaba, él ya lo sabía de antemano. 

< Deberías de dejar de llamarlo "mejor amigo" y llamarlo "novio"> me reprendí a mí misma.  

Seguía mirando a Diana y Daniel cuando de pronto vi que ella hizo ademán de girarse hacia nosotros. De pronto entré en pánico, cosa que no tenía sentido alguno, e hice lo primero que se me ocurrió. Rodeé el cuello de Raúl con mis brazos y lo besé. Lo había pillado desprevenido, pero él no tardo nada en atraerme con sus brazos hacia su cuerpo y profundizar el beso. Mientras nos besábamos me vino el olor de su after shave y de pronto comprendí porque me vino la imagen de Daniel la primera vez que Raúl y yo nos besamos; usaban la misma loción para después del afeitado. 

Poco a poco el beso fue perdiendo intensidad y ambos nos separamos un par de centimetros. 

-¡Vaya! -exclamó- ¿Y esto?

-No sé, me ha salido de dentro -me mordí el labio. No sabía por qué sentía que le estaba mintiendo si en realidad no lo hacía; no comprendía por qué lo había besado de aquella manera. 

-Vaya, que casualidad veros aquí -dijo alguien detrás de mí. <Esto no puede estar pasándome a mí>

-Ah, hola Daniel -dije volteándome. 

-Hola Katy -me sonrió- Hola Raúl -lo fulminó con la mirada- Espero que estés tratando bien a Katy -le dijo amenazante.

-Tranquilo, lo hago -le respondió con el mismo tono de voz- Tu preocúpate de tratar bien a tu chica.

Estoy segura de que cualquiera que nos estuviese viendo se dio cuenta de que de pronto Daniel se puso tenso. Y no entendía por qué, Raúl tenía razón, él tenía que preocuparse por su Barbie morena.

-Vale -dijo cortante.  

Volvió a su mesa con Diana. Tras coger y pagar nuestra orden, Raúl y yo nos sentamos en una mesa, justo al otro lado de la cafetería, pero con ellos de frente. De pronto aquello se convirtió en una especie de competencia entre Daniel y yo. 

Nos pasamos la tarde echándonos miradas discretas, besando y acariciando insinuosamente a nuestros acompañantes, etc; aunque no entendía por qué lo estábamos haciendo. 

El tiempo pasó rápido, y antes de darnos cuenta, ya eran casi las ocho y media, así que Raúl y yo decidimos marcharnos. Me despedí de Daniel, ignorando por completo a Diana, y salimos de la cafetería. 

Nos montamos en la fiera de Raúl y este me dejó en casa. Me despedí de él con un corto beso, ya había tenido bastantes besos con lengua para todo el día. 

Entré en casa y me fui directa a mi habitación sin siquiera mirar si mis padres estaban en casa. Me puse el pijama y me metí en la cama. No tardé en quedarme dormida. 


Enamorada de mi hermanastroWhere stories live. Discover now