CUARENTA Y UN MINUTOS

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Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.

                                     Mario Benedetti

Cuba📍

Juliana, la Gorda, Camila y Eloy estaban en una de sus reuniones clandestinas. Ese día conocerían a un miembro que había mantenido en secreto su identidad pues tenía un cargo muy importante dentro de l dictadura, formaba parte del partido revolucionario cubano y de las fuerzas armadas. Al parecer había decidido ayudar a la causa y dejar eso atrás. Obviamente fue investigando por el movimiento, fue puesto a prueba y todas las había rebasado con éxito.

El motivo de la visita no era solo conocerlo personalmente si no que el hombre tenía una nueva información que compartir, información vital para que la causa continuara viva y tomara más fuerza.

Greta-como está Julito?—quiso interesarse la gorda ya que sabía que dos días antes le tocaba visita y no habían tenido la oportunidad de hablar de eso
Juliana-está bien, hablé con la trabajadora social que lleva su caso y me dijo que en un mes más ya le van a dar el alta, tendrá que seguir yendo pero todo depende de su voluntad ya que no es obligado—fingió una sonrisa, no estaba de ánimo para hacerlo a pesar que eso eran buenas noticias. La gorda lo sabía, sabía el porqué así que buscó a Camila con la mirada para que esta tocara él tema importante, era el importante en ese momento porque era lo que tenía a la mulata así de desanimada. Así lo hizo la bailarina, carraspeó un poco su garganta y habló
Camila-hablaste hoy con la turista?—Juliana negó con la cabeza, no quería hablar del tema, estaba enojada con la turista, y con ella misma también.

Camila iba a decir algo más pero en ese momento llegó un señor de unos cuarenta años haciéndole seña de que ya era hora de conocer a la persona que desde hacía más de un año le pasaba información valiosa de la dictadura. Todos se levantaron, estaban sentados en uno de esos viejos autos abandonados, la reunión que habían tenido hacía un rato se había acabado y no quedaba nadie más en el lugar.

Hombre sin nombre-ellos no—le hizo saber a la mulata que el hombre misterioso sólo quería verla a ella, que era por su seguridad
Juliana-pues que se regrese por donde vino y se olvide de la causa, ellos son tan lideres como yo, si ellos no entran yo tampoco, nadie es más importante que la causa, ni siquiera yo—el hombre le suplicó con la mirada que accediera pero ella seguía renuente
Eloy-ve Juliana, luego nos cuentas y ya—lo dijo con total naturalidad, era verdad, Juliana con todo lo que tenía en la cabeza no había pensado en eso. Camila y Greta sonrieron por la obviedad del asunto así que estuvieron de acuerdo con él
Juliana-está bien, entremos—dijo y comenzó a caminar detrás del hombre, solo una puerta los separaba, a un paso de la verdad, o de la mentira, depende de cómo se mire.

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Venezuela📍

Valentina descansaba no tan plácidamente en su cama, había pasado una muy mala noche, sin contar las dos primeras que había pasado desde que se había alejado de Juliana. Tres noches llevaba sin poder sentir el calor del cuerpo de su mujer, tres noches y cuatro tormentosos días sin olerla, sin tocarla, sin besarla, sin estar dentro de ella, sin probarla, sin sentir en su paladar el dulce jugo que solo su esencia le brindaba, sin despertarse mirando como su pecho subía y bajaba, sin la imagen de sus erectos pezones esperando a ser atendidos por ella, sin sentir esa aroma única en ella, esa que sabía a vida y a miel. Su cuerpo ya la estaba reclamando, su alma pedía a gritos una caricia de su mulata, había soñado cada noche con ella, la había soñado de todas las maneras posibles.

  Eran tan reales sus sueños que en ese mismo momento todo le parecía verdadero, tan real que se comenzó a mojar, comenzó a abrazar el cuerpo que tenía encima de ella, tanto que cuando abrió los ojos se vio dejándose manosear por una persona a la que jamás pensó volver a tocar. Se levantó abruptamente de la cama haciendo que esa mujer cayera estrepitosamente en el suelo, se cubrió su cuerpo con las sábanas, no estaba desnuda pero de igual manera no quería que la viera pues no llevaba nada debajo de su ropa de dormir, tanto tiempo con Juliana ya se le había pegado esa costumbre de dormir sin nada debajo, era una buena estrategia ya que a la hora de la hora solo tenía que deshacerse de dos simples piezas.

HABANA (Juliantina)Where stories live. Discover now