HABANA (Juliantina)

CULPABLE 2.0

Un mes después:

  Como había dicho antes de finalizar el capítulo anterior, las cosas para el mundo o la cabeza de Juliana se volvieron un caos. Por cuestiones de haber dado su palabra al líder de la brigada 2506 antes de saber todo lo que había pasado, pues tuvo que asistir a varias reuniones con estos y dar una que otra entrevista a alguien que no fuese Lauren, tuvo que prestar declaración a un tribunal internacional que aunque no la acusó ni mucho menos, si que le hicieron algunas preguntas las cuales fueron difíciles de responder para ella pero no imposibles.

  A Lauren no le dio tiempo de ponerla al tanto de todo, le tuvo que contar la verdad y hacerla cómplice de lo que su prometida había hecho. La periodista tomó esa decisión al no tener noticias de su amiga pues esta no se había podido poner en contacto con ella y no podía permitir que Juliana anduviera por ahí hablando cosas que pudieran perjudicarla. La idea principal era que la mulata se enterará de todo por la propia turista, incluso por Lauren, pero eso no pasó y debían seguir adelante.

Juliana asistía a todas esas entrevistas o reuniones muy medicada, no era amante de depender de las pastillas pero fue la única manera que encontró en ese momento para que los problemas a su alrededor fueran más llevaderos. Llevaba un mes sin escuchar la voz de su amada, viéndola solo a través de una pantalla pues era noticia en el mundo.

La dictadura estaba de rodillas una vez más, habían quedado al descubierto frente a todo el mundo, por muchas excusas que intentaron construir e inventar esta vez no sería tan fácil, lo único que tenían a su favor era que el pueblo tenía miedo, en ese momento más que en ningún otro, no se atrevían a lanzarse a las calles, habían sido testigos de como su gobierno había sido capaz de fraguar una masacre donde murieron sus propios paisanos con tal de seguir manteniéndose en el poder. Claro que tenían que sentir miedo, miedo a morir, a perder lo poco y único que tenían, a ser alejados de sus familias, a ser torturados, sentían miedo de su propio gobierno y fue exactamente eso lo que los detuvo de salir a las calles a clamar libertad.

Juliana en ese mes había podido sacar un tiempo y visitar a un Julio ajeno a todo, llevaba más de un año en aislamiento, comiendo sano, cuidando su cuerpo y estudiando. Se podía decir que estaba volviendo a ser el mismo de antes, pero con la única excepción de que no podía borrar el pasado y cada vez que se miraba en el espejo lo recordaba, pero estaba fuerte y se sentía seguro de si mismo otra vez, si no había salido de ese lugar y se seguía manteniendo al margen era porque se había enamorado y la chica por la que él suspiraba acababa casi de entrar como aquel que dice y estaba igual de mal que cuando él llegó.

Estaba de más decir que él hacía mucho tiempo había tomado la decisión de no operarse, por fin había entendido lo que tanto su abuelita y su hermana le habían inculcado, que el físico no era lo importante sino la grandeza del corazón. Elena, la chica de la que se había enamorado, se había fijado en él sin importar como se veía, fue la manera de como él la trató lo que la enamoró. Elena acababa de perder a sus padres y hermanos en un accidente donde ella había sido la única sobreviviente. Al igual que él había atentado contra su vida en varias ocasiones, incluso fue testigo de una de esas ocasiones. Lo impidió por supuesto, y le salvó la vida. En ese momento y mientras lidiaba con una Elena trastornada, fue cuando entendió el verdadero sacrificio y el verdadero dolor que sienten los seres queridos de personas que como él intentaban quitarse la vida. Julio lo entendió todo y en el proceso se enamoró de aquella rubia oji verde.

Cuando Juliana le contó todo no se lo podía creer. De hecho cuando la vio no creía lo que estaba viendo, pensó que eran imaginaciones suyas y que había consumido alguna droga, pero ver a su hermana frente a él, sin duda no parecía real pues jamás imaginó que ella abandonara la isla.