EL PAISAJE DE LA LIBERTAD

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Como el hueso al cuerpo humano, y el eje a una rueda, y el ala a un pájaro, y el aire al ala, así es la libertad la esencia de la vida. Cuanto con ella se hace es imperfecto.

                                                                                                                                José Martí

Lauren-¡Eso está pasando ahora Valentina! ¡Nos estamos yendo ya!—decía agitada porque estaba corriendo hacia las vans que esperaban por ella ya que ella había decidido ser la última para así cerciorarse de que los suyos no se quedaran atrás
Valentina-¡Mierda Mierda Mierda!—gritaba enojada y desesperada, le dolía no ser capaz de cumplir la promesa que le había hecho a su mujer de llegar a tiempo para poder despedirse como era debido pues sabía que no se verían en un tiempo, al menos hasta que las cosas no estuvieran resueltas ella no podía marcharse de la isla—¡Porque carajos dejaste que eso pasara?! ¡Se suponía que sería hasta hoy en la noche?!—volteó su vista al conductor rápidamente y también le gritó—¡Más rápido! ¡Maneja más rápido!
Lauren-¡Yo aquí ni pinto ni doy color! ¡Fue tu mujer la que decidió que tendría que ser más pronto! ¡Se le subió Habana pa la cabeza y anda dándole órdenes a todo el mundo!—Valentina no pudo evitar sonreír, le agradaba la idea de que Juliana estuviera recuperando su esencia, esa que llevaba dormida por mucho tiempo—ahora mismo te mando la ubicación, la lancha está supuesta a llegar sobre las seis de la mañana.

Valentina-¡Mierda! ¡Eso es dos horas y estoy a tres!—se pasó las manos por la cabeza con desesperación
Lauren-retrasaré el proceso todo lo que pueda pero...
Valentina-pero nada, sí a las seis en punto no estoy ahí váyanse, prefiero mil veces la ira de la mulata que perderla nuevamente—tomó aire y continuó—dile que la amo Lauren, con todas mis fuerzas—terminó de decir y cortó la llamada. Definitivamente sería ella la que tomaría el volante, el chofer, que a su vez era un miembro de la operación, manejaba muy despacio para su gusto.

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Catorce horas antes:

Juliana fue al encuentro de Camila que estaba envuelta en llanto en el baño, acaba de vomitar y a parte de sentir que no sabía que hacer con su vida, se sentía fatal a causa de ese embarazo no planeado de alto riesgo que le podía costar la vida, la vida y le estaba costando un matrimonio que estaba casi roto desde antes de saber su situación actual.

  Juliana una vez más fue su soporte, la esperó, esperó a que soltara todo su dolor, un dolor que no terminaría ese día, de eso la mulata estaba segura, era consiente que esa no sería la última vez que la tendría que sostener. Camila tendría todo su apoyo el tiempo que fuera necesario, pero para eso debían permanecer juntas, debían huir juntas, debían seguir unidas como siempre había sido, vivir separadas no era una opción y era eso lo que Juliana le diría en cuanto ella parara de romperse.

Juliana-Mila cariño, aquí no te puedes quedar—le hablaba con ternura mientras acunaba su rostro con sus manos—tomes la decisión que tomes con respecto a tu embarazo, sabes perfectamente que sola aquí no te puedes quedar, no encontrarás en tu abuelo y tu madre el apoyo que yo o tu esposa te podemos brindar—Camila negaba con la cabeza apretando sus labios con furia sin dejar de llorar—lo sabes Mila, lo sabes, no seas terca, ya una vez te pedí que no fueras una Juliana, mírame, ya lo entendí—Juliana hizo presión en el agarre que tenía sobre el rostro de ella y la hizo asentir a la par que ella también lo hacía—si Mila, lo entendí hace mucho tiempo, pero el día... pero el día que...—sollozó al recordar el momento en el que lo aceptó definitivamente—el día que ustedes le pidieron a nuestro pueblo que salieran a las calles para abogar por mi libertad y nadie salió, nadie lo hizo Mila, yo entendí ese día que la libertad de Cuba no está solo en nuestras manos, entendí que este no es el momento, que el momento será cuando todos los cubanos queramos, entiéndelo tú también mi hermana, vayámonos juntas, permanezcamos unidas por favor—Camila se lanzó a sus brazos y comenzó a sollozar alto y fuerte porque ella también había entendido eso, lo había hecho al mismo tiempo que Juliana, solo que ella seguía aferrada a ganar esa guerra que desgraciadamente no ganaría sola.

HABANA (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora