━ IV

1K 177 28
                                    

Escuchaba atentamente las suaves melodías que sonaban a través de la radio.

La disfrazada mujer de hebras azabaches se encontraba frente a una gran pizarra de corcho, donde en esta se encontraban todos y cada uno de los datos recopilados del complicado caso que estaba trabajando. Comparaba sus notas con la información extraída por anteriores detectives, inquietándole de cierta forma los constantes choques que llegaban a tener sobre la investigación, cuestionando si quienes se encontraban equivocados eran los ahora ajenos detectives al caso o si era ella, que veía cosas donde no había más que fantasmas.

No, de ninguna manera podría haberse equivocado, ¿Verdad? Su sentido de intuición era único además de su extraña lógica, era capaz de verlo todo con sentido, razón y una agudeza mental invaluable, ¿Cómo habría de errar a tal punto?

"¡No tiene sentido!" Pero claro, ¿Cómo lo tendría? ¡Estamos hablando de un psicópata! ¡Un manipulador y gran mentiroso nato! ¡¿Cómo habría de tener sentido?! Y para su mala suerte, aquel hombre de mente desquiciada era inteligente, ¡Vaya combinación más jodida!

Aunque, debía admitir, se le hacía interesante el enigma que lograba ser esa macabra mente, el como sus ojos parecían escasos de sentimentalismo y como su permanente sonrisa no hacía más que confundir sus pensamientos - a pesar de que no lo demostraba -, tal vez incluso ese desgraciado era consciente de su actual estado y simplemente estaba cayendo sin darse cuenta justo en el lugar donde ese maniático quería que caiga. Como una marioneta.

"¡No seré una puta marioneta!..." Y sin pensarlo, su puño impactó contra la pared más cercana por culpa de la furia, al darse cuenta, soltó un largo suspiro antes de retirar lentamente su ahora lastimada mano. "Mente fría. Mente fría. Mente fría..."

Mente fría.

Mente fría...

Mente frí-

Toc toc. Escucho como tocaban suavemente la puerta.

¡Hijo de puta!

¿Señor Boudreax? Hay alguien aquí que desea verlo, señor, ¿Le pido que-.╴Antes que el secretario continuara hablando fue interrumpido por un leve empuje, seguido de la puerta que separaba aquella oficina del pasillo siendo bruscamente abierta. ╴No se preocupe, caballero, estoy seguro que nuestro querido detective va a querer escuchar lo que quiero decir.

Una voz irritablemente conocida llegó hasta la fémina, frunciendo con levedad el ceño antes de abandonar su posición actual con cierta urgencia por el mínimo estruendo, caminó unos cuantos pasos hasta tener a la vista el umbral de la puerta. Y allí, parado junto a la puerta estaba la presencia de quien menos lo esperaba, Alastor Douleur.

╴¡Ho-Hola, Boudreux! ¡Es un placer verle de nuevo! Tengo un par de cosas de las que me gustaría hablar con usted.╴Comentó el de hebras castañas antes de que su contrario hablará en busca de alguna reclamación o protesta, cerró la puerta detrás de sí con rapidez evitando que aquel secretario le dirigiera la palabra y con un caminar animado se aproximó hasta donde se encontraba la de hebras azabaches, mirando a esta detenidamente.╴Y tampoco es que tuviera de otra que hablar conmigo, así que, ¿Gustaría tomar un café? ╴Preguntó el más alto con cierta euforia, hablando con fervor sin llegar a equivocarse a la hora de pronunciar cada palabra, se inclinó con levedad para acercar una mano al rostro ajeno y hacer que con esta la menor alzará el mentón, logrando así quedar cara a cara.

Claramente el rostro de la disfrazada fémina era un poema.

Se aclaró la garganta antes de hablar.╴Señor Alastor, ¿Acaso no sabe que es de mala educación interrumpir a una persona y entrar sin aviso alguno a una habitación ocupada?╴Respondió con un tajante sarcasmo la chica, sin despejar su mirada de la ajena, retando silenciosamente a quien ahora mismo tenía frente a ella. Con brusquedad acercó su mano lastimada al pequeño corbatín que descansaba perfectamente hecho sobre el cuello de la camisa que el contrario portaba, tomando este entre sus manos y tirando levemente del mismo hacia su posición, obligando al castaño a inclinarse un poco más, tomando momentáneamente el control de la repentina situación.╴Además, ¿Quién se cree para irrumpir así? Exigiendo que gaste parte de mi valioso tiempo en usted.╴Preguntó la fémina con cierta sorna en su ahora ronca voz, sonriendo mínimamente con un sutil descaro.

Rose Noire... | AlastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora