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⚠ Se realizan menciones a personajes de otras series, sin embargo, estas mismas no afectan absolutamente en nada a la trama del libro. ⚠

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La noche alcanzó el andar de los jóvenes enemigos que caminaban entrelazados por las frías y descuidadas calles de Nueva Orleans.

O más bien, el miserable lado oculto de aquella bella ciudad.

Cada uno parecía estar perdido en su propio mundo. El locutor derretía su mente en busca de dar un buen espectáculo, uno digno de él; sabía perfectamente el como encontrar una víctima que se lo merecería, sin embargo, el macabro recorrido a la muerte era su gran dilema, ¿Qué haría para impresionar a la detective que caminaba pensativa a su lado?

¡Oh, claro que la quería impresionar! Necesitaba demostrar de lo que estaba hecho el desquiciado y aborrecible "Monstruo de Nueva Orleans", después de todo, él era dueño del espectáculo.

¿Y qué es más gratificante que causar furor a la pequeña dama que conformaba parte del público digno de él?

¡Nada, absolutamente nada!

Y mientras el castaño buscaba el espectáculo perfecto, la azabache se torturaba al calcular más de mil planes que aquel psicótico hombre sería capaz de imaginar para ganar en el macabro juego del cual ambos eran participes. Apenas llevaban tres días de conocerse y ya sentía como era arrastrada por las inconfundibles garras de la paranoia, la que le consumía cada vez más al necesitar tener todo bajo su control.

Una obsesión tan enfermiza que carcomía lentamente su pensar racional.

Era como un océano de pensamientos, uno donde ella tenía el pie encadenado a un yunque y no hacía absolutamente nada para volver a respirar. ¡Vaya locura!

Temía que a este paso fuera perdiendo poco a poco la cordura hasta caer en las redes del locutor, ¡¿Y que tal si lo poco que habían estado viviendo estos últimos días había sido fríamente calculado por ese psicópata?! De solo pensarlo las náuseas le invadían, sin embargo, no sabía qué esperar de él y ello era tanto una ventaja como una desventaja, puesto que no podría sorprenderla, pero sí debía de estar atenta a las catorce millones seiscientos cinco posibilidades y situaciones a las que se podría ver sometida.

A veces dudaba de si aquello en realidad estaba ocurriendo o si se trataban de meramente sucias jugarretas de su cabeza, lo cual no le extrañaría del todo.

╴¡Hemos llegado, querida! ╴La enérgica voz del locutor interrumpió repentina los pensamientos de la menor, aturdiéndole levemente por ser sacada de forma tan brusca de su pensar. Sus orbes ámbar fueron a parar instintivamente hasta el gran y desgastado letrero que indicaba donde se encontraba.

"El bar de Husk", un bar de mala muerte sin duda, uno que de igual forma, conocía muy bien gracias a todo lo que le han contado sobre el.

╴¿Un bar? ¿Enserio? ╴T/N soltó una pequeña risa nasal, derrochando mofa con dicho pequeño gesto.╴¿Esta es tu carta de menú? Eliges tu platillo al entrar y luego ¿Qué? ¿Desaparecen?

╴Más o menos. Lamentablemente hice un trato con un buen amigo mío y desde entonces he tenido que seleccionar a cada víctima, ¡Oh~! ¡Qué tiempos donde era un joven aficionado guiado por impulsos!╴El castaño parpadeó un par de veces completamente quieto en su posición, observando la puerta durante unos largos segundos, sumergido en sus recuerdos.╴¡Vamos, cariño! ¡Que la mesa no se pondrá sola!

Dicho esto, el más alto abrió la puerta de entrada para arrastrar a la azabache por todo el lugar apenas se adentro en este, la fémina meramente observaba sus alrededores, demostrando sin quererlo como sus sentidos se mantenían alertas, por si ello fuera una trampa o alguna amenaza mayor que el hombre el cual tenía de acompañante se presentara, sin embargo, no había más que gente bailando y caballeros borrachos hasta tal punto de casi caer en desmayados por el alcohol ingerido. Todo normal.

Rose Noire... | AlastorWhere stories live. Discover now