╴XII

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El silencio predominaba en el ambiente, meramente era capaz de escuchar como las hojas crujían bajo nuestros pies con cada paso que brindabamos, el frío calaba mis huesos hasta enfriar la punta de mis pies, la helada brisa invernal no fue compasiva y marcó su presencia durante todo el trayecto hasta llegar a la cabaña de mi acompañante.

Él no dijo absolutamente nada, yo tampoco pregunté, no necesitaba hacerlo, era consciente de cómo el castaño había acabado con la vida del sujeto, lo presencié...

Fue un espectáculo, el cual yo, culposa, admiré con devoción.

Vi cómo cortó la lengua del hombre para que este no gritara, el como despojó al mayor de sus manos para que no luchara, el como dichas extremidades se paraban lentamente del cuerpo ajeno para ser olvidadas en la sucia tierra, el como fue abriendo de forma pausada y dolorosa su castaña piel para que esta lograra ser adornada por el llamativo líquido carmesí.

Observé como se despojó de sus ojos, el como hundía lentamente la punta del cuchillo para poder sacar el mismo de su cuenca, con una elegancia que me brindó escalofríos de pies a cabeza.

Mis vellos se erizaron de solo recordarlo, siendo acompañados por una corriente eléctrica que nacía en el inició de mi espalda para descender hasta el final de la misma, marcando su muerte con una explosiva corriente que deleitó mis sentidos.

Observé al locutor, quien cargaba con suma delicadeza el cuerpo durmiente de la infante, el cual yacía arropado con mi abrigo, protegiendo a la pequeña del cruel frío.

Me miró de reojo, sin dejar de sonreír, sin dejar de caminar, sin inmutarse por el frío ni por el peso que debía en sus brazos cargar.

╴¿Alguna vez te han dicho lo bella que te ves con las manos manchadas de sangre?

Susurro mi contrario en voz baja, su tono delataba una leve burla que podía presentir escondía algo más, sus ojos se cruzaron con los míos, expectantes.

Sentí como una calidez nacía en mi pecho, un leve dulzor en el paladar y como, de forma involuntaria, una sonrisa cargada de sorna se formaba en mis belfos.

Alcé una de mis cejas ante tal comentario, dejando que mi mirada se posara en el rostro sereno del contrario, rodé los ojos con cierta diversión, entretenida, algo extrañada por lo recién dicho, predominando en mi mente el pensamiento de la ironía de tal situación, de tal pregunta, de tal sentir.

Era bizarro a la par que reconfortante, algo curioso de percibir.

╴¿Alguna vez te han dicho, que tu macabra sonrisa es agradable?

Como respuesta recibí una pequeña risa nasal.

╴¿Acaso la marioneta le está coqueteando al titiritero?

╴No lo sé, si fue la marioneta quien empezó el juego.

Entrecerró sus ojos mientras me observaba con los mismos, ocasionando que mi sonrisa burlona se ensanchara levemente.

╴Por cierto, ¿De donde sacaste ese cuchillo? ¿Ibas a matarme en medio del bosque?

Soltó una pequeña risa, negando suavemente con la cabeza a la par que sus ojos volvían al frente.

╴Nunca se sabe cuándo uno has de necesitar, además, ¿Por qué acabaría contigo, si estás siendo mi gran entretenimiento personal?

Alcé una ceja, dejando en claro que desconfiaba completamente de su palabra, incapaz de descartar que aquel hombre, en cualquier momento, era capaz de apuñalarme por la espalda.

¿Y si en realidad él ya había ganado el juego? Tengo todas las pistas para llevarlo tras las rejas, ¿Por qué aún no lo he hecho? Porque me da demasiada curiosidad... ¿Y si en realidad no es solo él, sino que también es cómplice el grosero pero amable bartender? ¿Y si solo está jugando con mi mente? ¿Y si él contrató a aquel hombre para que nos encontráramos con tal escena, para así yo poder bajar la espalda y convertirme en su próxima cena? ¿Y si ya encontró mi profunda investigación sobre él y se deshizo de todas las pruebas? ¿¡Y si él solo es un farol en todo este caso?! ¿¡Y si lo me está distrayendo para–

╴Aunque debo admitir, ver cómo buscabas acabar con la vida de alguien llena de furia, fue una de las más hermosas obras que yo tuve el placer de presenciar.

Sus orbes se posaron en los míos, confundiendo mi mente aún más.

╴Eres una maravillosa obra, que yo, con gusto y placer, planeo quedarme para presenciar el final.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

¿Y si no?...

[...]

Y mientras, en el vacío departamento de la detective, se escuchaba el irritante sonar de un teléfono, con el eco rebotando en las paredes, marcando la ausencia que predominaba el lugar.

El sónar se detuvo.

>> ¿T/N? Escuchame, no hay mucho tiempo, te están buscando, ¡Te descubrieron! No se que quieren de ti, pero no son gente linda, ¡Tienes que huir antes de qué->>

La llamada se cortó.

Y el mensaje de voz se borró.

Rose Noire... | AlastorWhere stories live. Discover now