╴XI

639 104 26
                                    

Perdió la apuesta.

Claro, ¿Cómo no hacerlo con un obvio estafador que, por alguna extraña razón, era capaz de adivinar todas las cartas que le habían tocado? Era una mierda.

Igualmente, con su honor intacto, decidió tomar la mano ajena que le invitaba alegremente a compartir la pista de baile, aceptando con dignidad la derrota a la cual se había expuesto.

Debió echar al tipo apenas lo vio.

╴Bien, dígame cuál es el truco que empleó para adivinar todas mis jugadas, Billiam.╴Exigió saber la azabache, a la par que sus pasos seguían rítmicamente los del rubio, quien, con una sonrisa felina, tomó firmemente la mano derecha de la fémina para obligar a ésta a dar una vuelta sobre su propio eje, para posteriormente, con su mano restante, tomarla de la cintura para continuar bailando.

╴Fue bastante fácil, dulzura, solamente me fue necesario descubrir los pequeños tic's que posee. Por ejemplo, cuando usted poseía una buena mano, su comisura derecha se elevaba muy levemente, delatando su alegría, mientras qué, cuando le tocaba una mano mediocre, golpeaba repetidamente con su dedo meñique la baraja de cartas.

Una sonrisa se posó en los labios del de hebras rubias, inclinando su rostro, acercándo este hacia el de la más baja, buscando romper esa serenidad eterna que poseían sus ojos.

No lo logró.

╴Pero debo felicitarla, son detalles tan imperceptibles que la minoría se darían cuenta, sobretodo con esos ojos tan frívolos y serenos que tiene. Debo admitir, que su frialdad me cautiva de sobremanera.

La detective soltó una pequeña risa nasal, rodando sus ojos en una clara burla a lo dicho por Cipher, moviendo al son de la música sus pies y manos, todo movimiento siendo guiado por el más alto.

╴Aunque debo admitir que es sorprendente su manera de jugar. ¿Puedo preguntar, cómo una señorita tan bella como usted aprendió a jugar un juego tan vulgar?

Sus orbes se encontraron en un pequeño contacto visual, cargado de burla y asombro, con la curiosidad rebosando en sus miradas y una pequeña competitividad derrochando en las mismas.

Las orbes ámbar se bañaron en coquetería.

╴Digamos que fui criada para esa clase de juegos tan vulgares, Cipher.

Las cejas del recién nombrado se alzaron, captando la sutil indirecta escondida en tal juego de palabras.

╴¿Ah sí? ¿No le gustaría enseñarme su destreza en algún otro juego así de vulgar, señorita Boudreax?

Susurró, llevando su atención a los labios de la fémina, que mostraban una sonrisa coqueta, que se le insinuaba en sus comisuras y le provocaba en sus delicados belfos.

Antes de que T/N pudiera responder, fue bruscamente separada del rubio, percibiendo como una leve brisa enfriaba la zona donde las manos del contrario habían encontrado su refugio, brindándole un sutil escalofrío ante la sensación.

Unas nuevas manos tomaban delicadamente su cuerpo, una en su hombro izquierdo y la otra en su mano derecha, un suave aroma a pino provenía del extraño que le había alejado de su nuevo acompañante, sabiendo perfectamente de quién se trataba.

Alastor.

╴Disculpe que le interrumpa, caballero, pero la bella señorita vino conmigo y lamentablemente tengo que retirarme junto a ella...

Comentó amablemente el castaño, que había aparecido sorpresivamente en escena, posando una para nada sutil mirada sobre quien estaba acaparando toda la atención de su detective; con su sonrisa intacta, dirigió al rubio una mirada tan fría como el hielo al contrario, molestando levemente al mismo.

Rose Noire... | AlastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora