━ IX

916 131 24
                                    

Ardían, ardían como el mismo infierno.

El agua que caía limpia de la regadera se teñía con leves tonos rojizos a la hora de irse por la cañería, todo por culpa de las heridas abiertas que ahora adornaban el cuerpo de la fémina. Trataba de distraer su mente de los recuerdos que invadían esta por culpa de los malditos entes que anteriormente la atacaron mientras limpiaba con delicadeza sus lastimaduras.

Tenía cosas, según la azabache, mucho más importantes que deprimirse por algo que había pasado hace poco más de una década.

"No pueden lastimarte, ya no..." Se repetía una y otra vez la azabache, balbuceando aquello mismo de vez en cuando en una búsqueda desesperada por creerlo, tratando de encontrar una inexistente calma en su pensar.

Abandonó la ducha y simplemente comenzó a vestirse lo más rápido que podía luego de secarse con la toalla, no sin antes vendar las heridas que parecían ser más graves o que no tenían intención aparente de detener su sangrado.

Lamentablemente, para ella, hoy estaba obligada a usar vestido.

Evitaba a toda costa el detener sus acciones, aquello daría camino libre a su mente para pensar en ese jodido incidente que erizaba cada uno de sus vellos al rememorar el sentir de esas endemoniadas manos recorriendo su cuerpo. Sin embargo, hay una diminuta pregunta que rondaba sus pensamientos desde que echó literalmente al locutor de su casa, "¿Por qué detuvo ese misero "juego"?", no lo entendía.

Era estúpido, impensado, ¡Impredecible dicha acción! ¿Cómo era posible que una persona tan... él, detuviera ese pequeño "juego" y luego se dejará arrastrar a la salida? Porque claro que lo notó, ¡Era obvio que se había dejado!, calculando las masas corporales de cada uno aquel castaño tendría todas posibilidades de ser empujado y no moverse del sitio si así lo deseaba él. ¡Pero no!

T/N observó el reloj que yacía colgado en la cocina a la par que sacaba distintos productos alimenticios de esta para ordenarlos en una maleta.

01:27 P.M.

"No demoraré mucho en llegar, me queda todavía una hora", con el pequeño alivio de ir a tiempo a su pequeña "cita" siguió con lo suyo, vaciando también un poco de su refrigerador para dejar dichos productos en la maleta. En cuanto terminó repasó mentalmente cada una de las cosas que necesitaba llevar a su destino, acomodó las prendas junto con las telas lo mejor posible al lado mismo de los innumerables medicamentos y distintos utensilios de enfermería en el "pequeño" espacio que quedaba.

¡Tenía todo listo! Con cuidado cerró la maleta para después levantarse del frío sueño, sacudió levemente su oscuro vestido y tomó el mango del equipaje, caminó con rapidez arrastrando consigo aquel baúl con ruedas, tomó un poco de dinero que anteriormente había sacado de su mesita de noche junto con las llaves de su casa, se colocó rápidamente su gabardina e ignorando aquella extraña sensación de sentirse observada, abandonó su departamento.

Se desplazó a paso apresurado por los largos pasillos de su piso, en cuanto llegó abrió la rejilla del ascensor y se adentro al innovador invento, cerró nuevamente la cortina metálica y presionó el primer botón. Un inquietante escalofrío recorrió su espalda en cuanto dicha máquina comenzó a descender, no estaba acostumbrada a las nuevas tecnologías, temía que en cualquier momento fuera víctima de algún fallo y que de ello el precio fuera su vida.

De un instante a otro percibió como una mirada recaía en su presencia, tensando aún más el lastimado cuerpo de la fémina, la cual, dió una pequeña vuelta en sí misma buscando por sus alrededores dicho par de ojos que ahora le perturbaba, sin embargo, solamente encontró una alta sombra justo detrás de ella. Se paralizó por escasos segundos, procesando su situación actual.

Rose Noire... | AlastorHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin