Capítulo 2

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A pesar de haber frenado de golpe, el auto no llegó a detenerse antes de embestirme

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A pesar de haber frenado de golpe, el auto no llegó a detenerse antes de embestirme. Sin embargo, sí llegó a una velocidad un poco más lenta y me chocó de frente impulsándome hacia adelante.

Caigo de cola al piso mientras veo al conductor del vehículo bajar del mismo a toda velocidad y con una expresión de absoluto terror.

—¿Qué te pasa, estúpido? ¿tanto te cuesta mirar por dónde manejas? — grito enojada.

Mi ira no está dirigida hacía él, sigo irritada por la entrevista fallida. Pero, por más que el choque terminó siendo muy suave, me duele el cuerpo, específicamente las piernas que habían recibido el golpe. También mi trasero y espalda, y todo eso no ayuda en nada a mi mal humor.

—Pero si cruzaste la calle sin mirar—dice divertido mientras extiende su mano para ayudarme a levantar.

En cuanto la tomo siento que arde y me miro las palmas solo para notar que el pavimento me las dejó rojas e irritadas. Mi expresión de dolor borra cualquier señal de broma del rostro del hombre y entonces se ubica detrás de mí para ponerme de pie agarrando por debajo de mis brazos.

Una vez parada me giro para encararlo con el ceño fruncido dispuesta a seguir discutiendo, aunque solo me quedo ahí abriendo y cerrando la boca sin poder articular palabra. Su gran altura me sorprende y tengo que inclinar la cabeza hacia atrás para admirar mejor su rostro que parece tallado por algún dios mitológico. Tiene los pómulos bien marcados, labios finos y una mirada penetrante. Su cabello oscuro se ve perfectamente despeinado y sedoso.

—Pareces un pez recién salido del agua haciendo así con la boca, queda horrible.

Su voz me resulta insoportable al instante, su tono parece indicar que se cree mejor que todos los mortales. ¿Será un dios en serio?

—¿Estás buscando que te denuncie? Mirá— chillo mostrándole mis manos lastimadas—. Puedo ir directo al hospital a que me revisen y hacerte un juicio por todos los daños físicos y psicológicos— no tengo idea que estoy diciendo, pero lo escuché una vez en una película—. Estoy lastimada de verdad y a juzgar por tu auto no tenés problemas de dinero, ¿cuánto podré sacarte?

—Por favor no, lo que menos quiero son problemas, puedo llevarte al hospital para asegurarme que no haya pasado nada grave y ahí ver que...

—No lo sé, ahora la idea de sacarte dinero a cambio de no denunciarte me está tentando demasiado— lo interrumpo—. Estoy sin trabajo y no me vendría mal.

—¿Cómo sin trabajo? Pensé que eras chef— menciona con liviandad.

Su declaración me deja helada, ¿cómo mierda sabe que soy chef? Un escalofrío me recorre la espalda. Al parecer el hombre frente a mí nota mi aturdimiento porque vuelve a hablar.

—Me di cuenta porque tienes atado un delantal a la cintura, además estás toda sucia, llena de harina y restos de lo que asumo es crema pastelera.

Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓Where stories live. Discover now