Capítulo 34

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El turno en el restaurante se me está haciendo interminable

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El turno en el restaurante se me está haciendo interminable. Trabajar en una cocina siempre me resulta placentero, pero hacerlo sin Henri a cargo es aburrido e incómodo. Y encima es, en parte, mi culpa.

El Doux Paradis no es lo mismo sin él y todos los que trabajamos en el restaurante lo sabemos, aunque no puedo negar que en este momento se encuentra en buenas manos.

Desde que el chef huyó de su propia casa no lo he vuelto a ver, ya han pasado cinco días. Ni siquiera atiende mis llamadas o contesta mis mensajes. Sabía que contárselo no iba a ser nada fácil, aun así, no esperaba esta actitud de su parte. Nuevamente sé que soy algo responsable de esto, me arrepiento de no haberlo hablado antes con él. Creo que hubiera tenido su total apoyo y eso no deja de dar vueltas por mi cabeza. Sin embargo, ya es tarde para perder el tiempo pensando en eso.

—Perdón, hermosa langosta—digo al poner una dentro de la olla con agua hirviendo a borbotones frente a mí.

Rebecca ríe a mi lado y vuelve al frente para seguir dando órdenes. Ron la ha puesto a cargo del restaurante desde que Henri decidió no volver. A decir verdad, mi amiga está haciendo un excelente trabajo, logrando inspirarme para hacer lo mismo en París.

La decisión ya ha sido tomada. Desde que entendí que irme a Francia era el único camino correcto para mi vida repito las mismas palabras en mi mente una y otra vez, "el mundo es comer o que te coman, y yo siempre tengo hambre".

Quito la langosta de la olla y la paso a la tabla para quitarle las partes que no sirven. Uso unos guantes para no quemar mis dedos y unas pinzas especiales para no romper la carne, es delicada y debe quedar impecable. Que no esté presente el chef más perfeccionista que he conocido en mi vida no significa que no vaya a dar lo mejor de mí. Ubico una tortilla húmeda de maíz en la base del plato, coloco sobre la misma la langosta y por último pinto hilos de pesto sobre toda la comida.

Doy un paso hacia atrás, observo el plato y exhalo. Me ha quedado bonito, es el décimo que preparo esta noche después de todo.

—¡Langosta de la mesa 15 lista! —grito y vienen a retirar el plato que pasa primero por Rebecca. Mi amiga le da el visto bueno y un mozo se lo lleva de la cocina hacia el salón principal.

Mientras veo cómo se va la última preparación que realizo para éste restaurante suspiro sujetando mis manos detrás de la cabeza. Puedo sentir como mi respiración se acelera y mi pecho sube y baja de manera cada vez más exagerada. Los ojos se me humedecen en segundos mientras aprecio los olores de la cocina del Doux Paradis una vez más.

De pronto siento unas manos rodear mi cintura por detrás y dejo caer el peso de mi cuerpo y mis decisiones sobre la persona que me sostiene con cariño.

—Tranquila, hermosa. Todo va a estar bien, se te avecinan cosas tan geniales—susurra Becca a mi espalda antes de plantar un beso en mi mejilla.

—Es solo que este restaurante me dio tanto. Estoy lista para dejarlo ir y al mismo tiempo me duele desprenderme.

Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora