Capítulo 28

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HenriLa mirada de Isla me quiebra por dentro

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Henri
La mirada de Isla me quiebra por dentro. Debo desviar mis ojos de ella, romper el contacto visual para no doblegarme ante su silencioso pedido de ir a buscarla y no dejarla irse.

Por un momento creo que mis pies van a despegarse del suelo y correr tras ella. Sin embargo, no puedo dejar que se quede. No quiero que esté junto a Brigitte ni por un minuto. La mierda y el odio que destila con cada paso que da quien casi se convierte en mi esposa pueden llegar a ser peligrosos y no voy a dejar que le lleguen a Isla, ni hoy ni nunca. Es demasiado buena para eso y si hay una mínima cosa que puedo hacer en una situación así es protegerla de gente dañina como mi ex.

La observo parada frente a mi hogar sin poder disimular el desprecio. Me gustaría decir que ya no me genera nada, pero no es así, una parte de mi interior aún duele.

Con una inclinación de cabeza le indico a Brigitte que me siga y entramos al edificio sin decir una sola palabra. Comenzamos a subir las escaleras en completo silencio. No me apetece hablar con ella y no parezco ser el único.

De vez en cuando la observo de reojo. Sigue igual de hermosa que siempre, eso no puedo negarlo. En lo único que ha cambiado es en que ahora lleva su cabello más corto. También luce algo más cansada y unas leves y lógicas arrugas empiezan a hacerse presentes en ciertas partes de su rostro. El tiempo nos pasa a todos.

Aun siendo consciente de su belleza no puedo entender qué me habrá resultado atractivo de ella en el pasado más allá de su físico. No logro explicar por qué me enamoré tan profundamente de alguien así.

Finalmente llegamos al último piso. Sin apuro y sin ganas pongo la llave en la cerradura, la giro dos veces y abro la puerta. El aire dentro del pent-house se percibe helado. Dejo mis cosas en el perchero de la entrada y me apuro hacia el hogar para prender el fuego. Escucho a Brigitte entrar y cerrar la puerta detrás de ella.

—No esperaba que me hicieras pasar—rompe el silencio con un poco de duda.

Me quedo estático unos segundos al darme cuenta que había olvidado el sonido de su voz. Cuando termino de encender el hogar me pongo de pie para encararla.

—¿Creías que te iba a dejar hacer un escándalo en la puerta? No necesito más noticias sobre mí en ningún lado. ¿Cómo sabías dónde vivo?

—Feliz Navidad, Henri—suelta ignorando por completo mi pregunta.

Por supuesto que no le devuelvo el saludo. Era una feliz navidad hasta que ella llegó.

—Te pregunté cómo conseguiste mi dirección. Apreciaría que no me ignoraras así hacemos esta situación lo más breve posible.

—Piero me la dio.

—Claro, es verdad que ustedes son tan buenos amigos—espeto irónico sin esconder mi expresión de burla.

¿Mi actitud está siendo infantil? Probablemente. ¿Me importa? Para nada.

Tomo asiento en el sillón superado por el reencuentro y con los ojos cerrados comienzo a frotar mis sienes para no terminar de perder la poca paciencia que me queda.

Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓Where stories live. Discover now