Capítulo 9.

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"La vista es hermosa, pero tu lo eres más"


–No entiendo –Louis se cruzó de brazos.

Harry le sonrió pensando en cómo explicarle. Admiro alrededor de la plaza. El cómo las personas pasaban con sus parejas. Las madres jugando con sus hijos. Los niños corriendo de un lado para otro. Volvió su mirada a ese azul tan hermoso.

–A ver, amor –empezó el rizado–. Todos siempre tienen deseos que les gustaría cumplir. Solo que unos no lo logran. Todos los seres humanos piden deseos, solo que a algunas no se los complacen. Digamos que de 100 personas solamente a una le complacen un deseo. Y tú fuiste elegido. Me pediste a mí. Ya habías soñado conmigo y eso resulto ser más fácil. Tuvimos nuestro primer encuentro en tu sueños ¿lo recuerdas?

Louis asintió tímido.

–Lo recuerdo –concordó.

–Entonces es por eso –prosiguió Harry–. De que tu mamá no se haya enojado el saber que yo me quede durmiendo contigo. Porque tu deseo involucra también, el que ella me acepte.

Louis sonrió ante aquello.

–Aun así –Louis hizo un desdén con la mano–. Necesito más respuesta.

Harry lo miro admirándolo.

Hay respuestas que el ser humano no está preparado para oírlas –explico–. Entre ellas, la magia.

–¿Entonces el que mi mamá te acepte está dentro del deseo? –pregunto aclarando esa duda.

–Sí. Es por eso que no se enojó.

–Es genial que ella este bien con que tú y yo estemos juntos, que no haya problemas –Louis se mordió el labio adentrándose al tema.

–Así es –Harry volvió a asentir–. No hay problemas con ello.

Sintió su corazón achinarse ante aquello. Eso era más que genial. Siguieron hablando entre charlas animadas y uno que otro tema banal.

–La vista es hermosa –Louis admiro el atardecer delante de ellos.

Aun se encontraban en la plaza sentados. Ese era como el lugar donde podían estar en paz.

Precioso –Harry estuvo de acuerdo.

El castaño lo volteo a ver y se dio cuenta de que el rizado lo miraba era a él.

–Eres tan hermoso.

Y ahí estaban de nuevos los coqueteos.

–G-Gracias –titubeo un poco Louis con sus mejillas sonrosadas.

La noche ya estaba sobre ellos y ni se habían dado de cuenta. Estaban en su mundo, disfrutando estar el uno con el otro. Ya todos se habían idos y solo quedaban ellos dos.

–¿Harry?

El aludido miro al castaño.

–Dime, bonito.

Oro apodo para la lista.

–Ya es tarde –comento–. Es mejor que nos vayamos.

Harry asintió estando de acuerdo y se levantó estirando su mano para que Louis la tomara. Este acepto gustoso entrelazando sus dedos. Comenzaron a caminar en un silencio cómodo. El rizado le proporcionaba pequeñas caricias a la mano del castaño con su pulgar. Este se sentía en paz como siempre cuando estaba con Harry. No podía creer lo importante que se había vuelto el chico alto en su vida en menos de una semana. Vio su casa a unos cuantos metros y suspiro, quería pasar toda la vida junto al rizado. Y eso le asustaba demasiado. Nunca había sentido esa sensación de querer estar siempre con una persona, ni siquiera con su mejor amigo le pasó. Así que ¿Por qué con Harry si? Desecho sus pensamientos al estar en frente de su hogar. Se dio la vuelta mirando al rizado a los ojos.

–¿Nos veremos mañana? –Harry pregunto–. Me gustaría ir a comer helados.

–¡Sí! –chillo emocionado el castaño–. ¡Me encanta el helado!

Harry rio ante aquello.

–Buenas noches, hermoso. –el rizado beso su mejilla. Dejando sus labios pegados allí por más tiempo de lo normal.

–Buenas noches, Harry –contesto ahora el besando la mejilla ajena.

Harry sonrió ante aquello.

–Nunca habías besado mi mejilla –comento.

–¿No te gusto? –Louis hizo un puchero.

El rizado se acercó al oído del más bajo, susurrando:

Me encanto.

Pide un deseo {Larry Stylinson} {Mpreg}Where stories live. Discover now