12: El ron con coca-cola te vuleve pato pt:1

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—MARICO MESSI Y LUISITO COMUNICA ESTÁN EN VENEZUELA, ¿SERÁ QUE YA NOS ESTAMOS ARREGLANDO? CHÁVEZ, MÁNDAME UNA SEÑAL SI ES ASÍ, PAPI.—San gritó mientras batuqueaba a JongHo por los hombros. Ambos se encontraban de camino a donde se llevaría a cabo el partido de fútbol del menor, podían irse a pie hasta la cancha porque les quedaba cerquitica a la casa
Desde hacía rato que San había estado viendo que JongHo estaba como que medio distraído, y había estado intentando que se riera desde hacía un ratote largo.

—Cuidado y te aparece en la noche pa' susurrate en la oreja "ese culo está expropiado". Por gafo.

El que terminó atragantándose con la saliva por reírse, fue él.

—Seriedad, pana.

Uy sí, cómo si él fuera tan serio.

JongHo rió.—Estoy siendo serio. No te metas con fuerzas con las que no sabes cómo lidiar.

—¿La fuerza es que Chavez me va a expropiar las nalgas?—JongHo le dió un golpecito chiquito en el brazo.—Estás como que muy filosófico y callado hoy. ¿Tas bien?—San le pasó un brazo por los hombros mientras caminaban.—Hace una semana estaban brincando en una pata por el partido.

JongHo negó con su cabeza, restándole importancia.

—Es algo marico.

San chasqueó la lengua.—Ah vaina. ¿Desde cuando no me quieres contar las vainas que te pasan? ¿Ya no me quieres es?

JongHo puso los ojos en blanco.—Ya pues, no llores.—San le sacó la lengua y los dos se rieron. Ya casi llegaban a la cancha y ya podían escuchar la bullera de su equipo entrenando.—Nada, es que quería que YeoSang viniera hoy.

El mayor sonrió, y le hizo cariñito en la nuca con la mano que aún tenía puesta ahí.

"Ay... se partió la galleta de soda"

—¿Te gusta YeoSang?

El Choi menor se detuvo en la entrada de la cancha, y lo miró como con cara de espanto.

—No vayas a empezar.—Le peló los ojos.—Mano, solo me gusta estar con él. Es mi pana, me hubiera gustado que estuviera aquí. Ya, ese es todo el show.

—¿Pero por qué me tienes que hablar así? Nada más te estoy preguntando algo, chamo.—San no se veía molesto, pero aún así le daba poquiña que JongHo le hablara así solo por una estupidez.
Ese creía que todo el mundo era hijo suyo pa' hablarle así, ¿tú has visto?

El menor solo se encogió de hombros, restándole importancia.—Ya pues, disculpa.—Ya se había amargado.—Voy entrando.

Y se fue. San nada más se le quedó viendo mientras entraba, y él se dispuso a sentarse en las gradas para verlo entrenar, estar en su teléfono o mirar a su alrededor hasta que el juego comenzara.

Ay mirá, pusieron un puestico de churros en la esquina. Ahorita le pedía plata a SeongHwa cuando llegara para zamparse uno.

(...)

El juego había terminado, su cabello se pegaba a su frente por el sudor, y sus cachetes estaban rojitos por el esfuerzo físico.

¿Quién había ganado?
Obvio su equipo pues, él era un guebo pelado en todo lo que hacía, de bolas que iban a ganar, ¿que esperaban?
Tomó aguita de su pote de de Sipiderman que tenía desde que estaba en quinto grado con los dibujitos todos desaparecidos, y miró hasta las gradas, en donde varios chamos del equipo andaban haciendo bulla con sus amigos y familiares. Vió como los muchachos de su grupo–y su tio–le hacían señas para que se llegara.
Guardó su termo en su bolsito de entrenamiento–que su tía le había empacado–, y se lo colgó en el hombro para enseguida cojer pa' donde lo esperaban.

8 maricos hacen 1 desastre »Ateez« [Venezuela AU]Where stories live. Discover now