5: los amarres y las bendiciones no deseadas.

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—Ción tía.—San y JongHo escucharon la voz de WooYoung en la entrada de su casa, saludando a la mamá de San–tia de JongHo–, que le había ido a abrir la puerta. Era bastante normal que Woo se llagara a la casa de los Choi a esas horas de la mañana para irse todos juntos al colegio, era como la rutina. Y si Woo no iba, ellos dos iban hasta la casa de él a buscarlo.

—Ción no, bendición. Hablá bien.—La mamá de San lo corrigió, como siempre, y San se rió sin mostrar sus dientes mientras tenía conflei en la boca. WooYoung siempre hacía la misma vaina cada que saludaba a su mamá, él sabía que esa vaina de mochar las palabras le arrechaba a la señora, pero cómo a el le encantaba joder a la gente, lo seguía haciendo.—Dios te bendiga.—Le respondió igualito. Woo se rió.—Bueno, yo ya me voy. Juiciosos pues, se me van temprano al colegio.

—Chao.—Les respondieron al mismo tiempo. San y JongHo medio gritando para que los escuchara, y WooYoung se lo dijo pasito por qué bueno, la tenía al lado puej.

Eran como las seis de la mañana y se acababan de sentar a desayunar, todos arregladitos y emperfumados pa ir al colegio. Andaban desayunando puro conflei porque a la mamá de San le daba ladilla cocinar a esa hora, y porque esta vez tenia que irse un poquito más temprano a la tienda de los Choi-Jung. Por ende, a ellos les tocaba irse a paticas al colegio. Que en realidad no era nada del otro mundo y no iban a llegar oliendo a mono podrio porque esa vaina quedaba casi que a cuatro cuadras caminando.

—Weeenas mis amores.—WooYoung entró a la cocina como perro por su casa, arrastrando para atrás una de las sillas del mesón de la cocina para sentarse, quedando al frente de JongHo, que estaba más pendiente de su conflei y de su teléfono que de cualquier vaina que pasara a su alrededor. Por otro lado, San le sonrió sin mostrarle los dientes mientras aún masticaba.

—Hola.—JongHo le respondió medio distraído, puro concentrado en el WhatsApp.

—Hola, mi amor.—San por fin le saludó después de tragar.

Este cabeza e' machete. WooYoung pensó por 15268394 vez en su vida, mientras que su corazón sintió bonito.

A veces a WooYoung le provocaba era samparse a San ahí mismo cuando le decía ese tipo de vainas, aunque sabía que era puro jodiendo. San era un coño e madre, definitivamente, que abuso vale.

—'monos.—San dijo mientras se paraba de la silla, y se tomaba la leche que quedaba en el plato hondo, dejándolo en el lava platos. JongHo se comió otra cucharada rápida, he hizo lo mismo, caminando hasta el mueble de la sala para agarrar el morral suyo y de San, dándole el respectivo a San.

—Hoy andas muy sonriente JongHo, ¿ya tienes jeva y no nos dijiste nada?—WooYoung comentó mientras iban al colegio a pie, viendo cómo de vez en cuando JongHo veía su teléfono-buscando que lo roben– para al parecer contestar mensajes que le llegaban. San de pronto volteó la cara para ver a su primo y comprobar si lo que decía WooYoung era versad.

—Verga, si.—San concordó. No es que JongHo cargara su cara de culo 24/7, pero si, la cargaba la mayor parte del tiempo, y que de la nada se estuviera riendo, taba como sospechoso.

—Esta como sospechoso.

—Si son maricos, que voy a estar teniendo jeva yo.—JongHo se picó. Ahora uno no podía reírse porque nojoda, ya le andaban encasquetando una jeva con tres carajitos.—Yo no estoy para esas.

—Ujum, ¿con quién hablas entonces?—San le preguntó.

—Ah vaina, ¿van a seguir? Vayan a cojerse entre ustedes es lo que es, déjenme tranquilo.—Se quejó mientras hacía un ademán con la mano y seguía viendo el teléfono.

8 maricos hacen 1 desastre »Ateez« [Venezuela AU]Where stories live. Discover now