14: Huele a navidad pt:1

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10 de diciembre del 2021

Se supone que ese era el último día de clases para entrar a vacaciones de diciembre. Cualquiera pensaría que aquel día los estudiantes estarían en sus aulas haciendo lo que se supone hacían los estudiantes; estudiar como gente aplicada.

Obviamente esa vaina era ranchozuela, y como todos eran unos mamarrachos, ¿Que estaban haciendo ese día?
Claro que sí, tirando triki trakis dentro de las aulas, canchas y quemando papeleras en los baños.

Vainas de todos los días.

-SAN, DEJA ESA VAINA Y VENTE PA'CÁ, CARAJO.- HongJoong gritó al susodicho desde la planta baja, pues al Choi mayor se le había metido cómo que un espíritu joropero en el cuerpo y se había ido al piso más alto del colegio para acercarse a la barandilla y comenzar a tirar el agua de su termo pa' la cancha, como pa' unirse a la guachafita que tenían montada los ociosos de sus compañeros.

Que por cierto, que bichos tan insoportables.

—CABEZA 'E ÑAME. VENTE, QUE SI LA COORDINADORA TE VE, TE JODISTE. —Tenía que venir papi SeongHwa a pegar severendo grito para que San al fin pegara una carrera para abajo y llegar hasta los muchachos como si nada.

Llegó todo sudao'. Se llevó la mano pal pelo y se lo echó pa' trás, peinandose.
—¿Que pasó?

Weeeepale.
A WooYoung le picó ese bowe.

—Vámonos pal sambil antes de que esta vaina se prenda con los profesores y la coordinadora. —YunHo explicó. Enseguida asintió y todos caminaron como si tuvieran puesto un mata suegra en el culo.

Coño, había que aprovechar de fugarse antes de que el portero volviera.

(...)

Apenas llegaron al centro comercial, enseguida se vieron las caras entre todos con un solo pensamiento colectivo en común.

—¿Hacemos vaca pa' jartar?

—Fuuuego.

La ventaja de estar en un grupo de 8 personas que cagaban plata, era que mínimo tenían diez dólares cada uno guardados siempre en sus bolsillitos.

Chinos platúos al fin.
Eso era ley, todos los asiáticos en este país inmundo tenían un árbol de plata plantado en el patio de sus casas. No había más explicación que esa.
A menos que le hubieran venido el alma al diablo en colectivo.

Los muchachos caminaron un raaaato largo por las instalaciones del sambil-que tenía nada más un piso. Ese cuchitril se lo sabían de memoria-, hablando paja a todo volumen y siendo tan desastrosos como siempre. Para ese momento, los ocho ya se habían sacado por fuera las camisas y se las habían desabotonado, dejando ver la camisa blanca que traían abajo. San y SeongHwa se habían quitado la camisa del uniforme por completo y se las habían guardado en el bolso.
Decidieron, como adultos responsables que tenían que estar pendientes de mantenerse vivos, que comerían cuando las tripas les comenzarán a sonar. Todos iban a aportar dos monedagringa cada uno.

Con eso comían fino. Y hasta sobraba.
Gracias Venezuela por los combos de cinco dólares.

—Marico, esas hamburguesas de un dólar no me cuadran. Jamás me van a cuadrar. —YeoSang había iniciado un debate sobre porqué no había que comprar hamburguesas de a un dólar. Debate que se había vuelto más una discusión y en la que se habían separado en dos grupos con diferentes opiniones.
Estaban los que defendían las hamburguesas de un dólar a muerte, y los que decían que les iba a dar sida por comer esa vaina.

8 maricos hacen 1 desastre »Ateez« [Venezuela AU]Where stories live. Discover now