Capítulo 03

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Cayena

«El número de nuestra manada disminuye con rapidez, pero el enemigo se encuentra en igualdad de condiciones»

Puntualizó Mizar.

—¡Mi escuadrón! —grité con fuerza, subiéndome sobre un coche en medio del desastre, llamando la atención de varios licántropos que se encuentran en la calle peleando—. ¡Evacuar a las personas inhabilitadas para la batalla! —ordene con ponencia, elevando el tono de mi voz para que comprendan que ahora mismo la que tiene el mando soy yo.

Aun así, oprimí los labios cuando me miraron como si fuese una especie de lunática.

«Serán los primeros en ser encerrados por atentar en contra de las órdenes de su nueva Beta, ya que la sucesión es un hecho»

La voz de Mizar se escuchó en la mente de todos, siendo aterradora cuando su misma voluntad se apoderó de mí. Es un hecho, mi loba, ella es alguien realmente imponente a pesar de mantenerse en calma.
Las dos somos polos apuestos, pero esa misma razón nos complementa y, quizás, nos convierte en algo indestructible.

—El noroeste también está siendo atacado —musitó con impotencia, una joven licántropo, liberando con repudio el cuerpo del enemigo una vez fue degollado.

—¿Qué? —gritó un sujeto a lo lejos, rabioso por lo escuchado—. ¡Eso es imposible! —exclamó.

Me baje del coche con rapidez para dirigirme hacia los cinco lobos que están próximos a mí, quienes comprendieron instantáneamente la gravedad del asunto una vez esas palabras salieron a la luz.

«Hay visitantes entre nosotros»

—Se supone que nadie tenía conocimiento de ese refugio, ¿cómo fue capaz el enemigo de enterarse de su ubicación? —cuestioné abrumada seguido de arrancar un pedazo de mi camiseta blanca para lanzarla al cielo envuelta en llamas.

"¡Los necesito a todos!"

El de ojos profundamente oscuros me miró con desagrado, aun así, se relamió los labios e hizo un ademán para que comprenda lo que está apunto de decir con voz profunda.

—En ese caso... estamos ante la presencia de visitantes entre nosotros, ¿qué debemos hacer? —cuestionó, viéndome directamente a los ojos.

"¿Qué debo hacer, hermana?"

Guarde silencio debido a encontrarme desorientada, pero la mano en mi hombro de uno de mis compañeros me brindó apoyo moral, a pesar de estar aborreciendo el tacto de alguien más.

—Nuestra obligación es poner a salvo a quienes no están aptos para luchar y lo llevaremos al castillo de nuestro Alfa —musité con determinación, llamando la atención de todos—. En el caso de que las puertas no se abran... quiero que las derriben. Yo me haré cargo de los resultados —afirmé con una sonrisa reluciente—. Una vez realizada la primera parte del plan necesito que tomen rehenes. Muévanse en manada, porque eso es lo que somos —demande tocando el hombre de quien me observa con cierta indiferencia—. Hagamos que el enemigo se arrodille ante nosotros y, tú, vas a tener que seguirme a mí —ordene, pasando por su lado.

"Siento que algo no anda bien."

(...)

«Escucho las voces de mis hermanos. Se están moviendo rápido hacia el castillo de Alfa»

"Gracias, Mizar."

Me veo obligada a detenerme en la entrada de la guardería de cachorros, percatándome del silencio abismal que abunda en su dirección.

Alfa & Beta: pasión desbordada © BORRADORWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu