Capítulo 09

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Cayena

La admiración que sentimos hacia nuestro Alfa es indescriptible. Se trata de una adoración hacia un liderazgo que no puede compararse con nada, la cual es incapaz de ser descrita con palabras mientras recibimos su bendición.
De todos modos, mi pecho niega cuando nuestras miradas se cruzan, porque la guerra me ha enseñado que cada intercambio que se produce en la vida debe ser equivalente.

Oprimo los labios con fuerza al analizar minuciosamente su sonrisa inexpresiva que está siendo aterradoramente cautivadora. Ese mismo gesto, una sutil curva de labios, debería ser genuino. Pero no lo está siendo porque cuando su mirada se encuentra vacía, ni siquiera es capaz de transmitir siquiera una emoción.

"¿Qué está pasando?"

Cuestiono en pensamientos, bajando la cabeza para tratar de descifra, cómo puedo, estos movimientos que empezaron a mover las piezas en una guerra territorial.

—Se lo agradezco —musité cuando mi pequeña sobrina se retiró de la habitación con los demás.

No obstante, elevando el mentón, decido verlo con recelo, el mismo que mis sentidos advierten cuando una sonrisa nace en sus labios al verme de soslayo.

—Levántate —exigió con dureza, poniéndose de pie.

Abro los ojos con sorpresa, sintiéndome ignorante al no poder comprender sus acciones precipitadas. Es decir, se supone que como una Beta debo comprenderlas, pero ese no es el caso.

Suspiro con pesar.

Luego retiro las sábanas sobre mi cuerpo para deslizarme al borde de la cama, siendo completamente tranquila con los movimientos que realizo ante una analítica mirada que sofoca.

"¿Acaso no parpadea?"

«No seas insolente»

La voz de Mizar me obliga a enderezarme una vez me encuentro de pie, por lo que no dudo en moverme inquieta debido a la desnudez de ellos y el suelo frío que me estremece. Abro la boca para pronunciar palabras al respecto, pero mi voz no se libera, ya que su altura predominante empieza a rodearme al caminar a paso lento, pero preciso, como si se tratara de un depredador a punto de cazar a su presa.

Tragué con dificultad en el instante que sumergió una de las manos en el interior de mis vendajes. Rasgándolos lentamente con sus garras, por lo que llevo las manos hacia mi pecho. Es así como empieza a tocar mi piel sin vergüenza al no despegar su mirada de la mía, lo cual, debo admitir, es intimidante.

No me atrevo a parpadear mientras mantengo la vista en un punto fijo de la habitación, estando abrumada por la sensación que me hace retener la respiración al momento de percibir cómo sus dedos ásperos recorren la forma del dragón que poseo en mi espalda.

—¿Cuáles son los lazos que mi cachorra mantiene con Evangelou? —cuestionó siendo inexpresivo, atreviéndose a liberar feromonas que lograron aturdirme.

Ellas son hostiles.

«No lo mires, Cayena»

"¿Por qué?"

No me atrevo a seguir la orden de Mizar, mi loba, quien se siente completamente aterrada por lo que está ocurriendo.

Mi mirada sigue un camino al momento de voltear el rostro en su dirección, el cual encuentro a unos escasos centímetros de mi cuello, porque percibo la calidez de su pesada respiración sobre mi piel. Y, honestamente, a estas alturas puedo asumir que mis latidos se comparan a un tambor siendo golpeado con fervor.

Alfa & Beta: pasión desbordada © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora