Capítulo 20

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Cayena

—¿Estará bien?

—Yo qué sé.

—¡Hydra!

—Mira, Carina —hace una pausa larga antes de hablar—. Las hierbas harán su trabajo, pero a estas alturas no me sorprende que la magia esté incrustada en el corazón de la novata.

—¿Cómo habrá sucedido? La naturaleza de los Licántropos no es compatible con la magia.

—Una vida larga, repleta de agonía.

—¿Por qué estás diciendo algo así? Sabes que es imposible... Hydra.

—Fenrir mordió a Cayena en más de una oportunidad.

Las palabras del hombre de cabellos dorados me espabila.

—Lo sé, pero nada garantiza que eso la salve.

—Estás confundiendo las cosas, Carina. La sangre de Fenrir potencia a los lobos, podría ser que su linaje prevalezca sobre la magia y el fuego en su corazón se desvanezca.

—Estamos hablando de probabilidades, Hydra. Me preocupa que... —A pesar de la poca visibilidad, busco a Carina. —Creo que está despierta, Cayena —oírla suspirar me alivia, ya que quiere decir que salimos ilesos del encuentro con los Brujos.

—¿Dónde estamos? —murmuro, llevándome una mano a la cabeza por el dolor punzante.

—No te esfuerces. La poción de los Brujos hizo en desastre en tu cuerpo, ¿cuántos dedos ves? —Trato de buscar a Hydra, de todos modos, ver borroso dificulta mi tarea.

—¿Ninguno? —No logro entender lo que ocurre, pero lo cierto es que jamás me había pasado algo similar.

«No deberías precipitarte, Cayena. Tu cuerpo aún está débil.»

—Me duele —gimo gracias a esa sensación de quemazón que empieza desde el cuello y se extiende a lo largo del cuerpo. A su vez, las punzadas en el pecho no me permiten concentrarme en un dolor. —¿Por qué? —pregunto en un susurro con la mirada cristalizada.

Deslizo la yema de los dedos sobre la mordida en el cuello, sintiéndome un desastre porque mi cuerpo aceptó a mi Alfa.

"No deseo dejarlo atrás."

—Dile a los demás que la novata ya despertó.

Observo a Carina retirarse mientras Hydra se sienta a un lado para manipular las hierbas en la pequeña mesa junto a la cama.

A continuación, analizo la situación, dándome cuenta de que estamos cubiertos bajo techo.

—¿Qué sucedió?

—Los Brujos querían reclamarte —informa con calma, guardando una raíz luminosa en un frasco de vidrio—. Decían que provenías de la Dinastía Evangelou, por lo que les era conveniente hacerse contigo. Supongo que ganar poder sigue siendo el mayor objetivo de todos... ¿No han aprendido?

—¿Y por qué he sido marcada? —susurro con temor.

Él se voltea y no dice nada al verme a los ojos.

—Fenrir no sería capaz de dejar a alguien atrás —responde—. No cuando para él la manada lo es todo, novata —hace una pausa antes de abrir un frasco y meter su dedo con el objetivo de retirar la esencia viscoso de él—. Aliviará el dolor.

Hydra pone la sustancia en mi cuello, por lo que mi organismo responde cuando los dedos del contrario frotan la mordida.

—No fue fácil que la temperatura de tu cuerpo descienda, tuve que utilizar unas viejas hierbas que tenía para hacerlo. Se llaman rayos de sol —explica al enseñarme el frasco con las raíces que brillan—. Espero que no vuelvas a descomponerte, ya que una simple raíz no bastará para calmar el ardor.

Alfa & Beta: pasión desbordada © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora