Capítulo 05

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Fenrir

Fornax, mi subordinado, se lanzó del edificio, más próximo a nuestra ubicación, para cortarle la cabeza en un movimiento limpio al licántropo que tiene cómo rehén a mi cachorra.

—Mátenlos a todos —ordene con simpleza, levantando la mano para darle la bienvenida a mi ejercito, el cual se abalanzó hacia la oleada enemiga que ha reducido una de las ciudades más importantes de la manada a simples escombros.

Debo suponer que mis subordinados se encuentran sedientos de sangre y el ferviente sentimiento de adrenalina que recorre sus cuerpos luego de haber pasado décadas encerrados se puede percibir en el aire.

"Es un sentimiento agradable."

—Ya era hora —escupió siendo irónica, viéndome directamente a los ojos, seguido de cerrar los ojos.

—Que arrogante —musité divertido, recordando esa fiera mirada en alguna parte—. Fornax —llamé e instantáneamente vino a mi lado—, retira el cuerpo del licántropo. Deseo ver a mi cachorra —declaré siendo honesto.

Una curva nació en mis labios cuando Fornax lanzó el cadáver, junto a su cabeza, a las llamas.

—Sé más gentil, Fornax. La falta de tacto no es buena —bromeé, por lo que oprimió los labios.

—El enemigo no tuvo piedad al momento de asesinar a crías nacidas en luna llena —musitó con rencor, rebosando en ira, a lo que palmee su hombro con gentileza.

—En ese caso, sé el juez que los sentencie, cachorro mío —declaré en un tono tenue, devolviéndole la ilusión cuando desapareció ante mis ojos.

Inhale solo para tener la dicha de percibir otra vez esas llamativas feromonas en el aire, las cuales abrume con mi presencia para poder apaciguar la violencia que se encontraban transmitiendo con tanto descaro. Siendo honesto, son excitantes, su rebeldía ha llamado mi atención y presiento que ya lo han hecho más de una vez.

Sin embargo, antes de inspeccionar sí mi cachorra ha dejado de vivir, observé hacia el horizonte contemplando al enemigo caer con simpleza por hombres lobos que no tienen comparación porque, voy a insistir, los licántropos de la nueva era son en su mayoría seres débiles y mi ejercito precisamente es conocido por ser el más sanguinario de todos.

Relamí mis labios seguido de bajar la cabeza para contemplar el pequeño cuerpo postrado en el suelo, pero mi mirada se endureció al contemplar la forma de un dragón en la piel expuesta de mi cachorra.

Me arrodillé para quedar a su altura, arrancándole en un simple movimiento las prendas rasguñadas, analizando el símbolo de la Dinastía Evangelou adornarle la espalda. Siendo horrorosamente repudiable la razón de percibir las características de aquellas piromancias sofocantes e inmediatamente soy capaz de recordar aquella mirada envuelta en llamas cuando la ira fue presa de ella.

Esa fue la razón de haber salido al exterior cuando me sentí perturbado por su fuerza debido a ello los nobles se tomaron las atribuciones de molestarme en mi castillo una y otra vez.

"Tú, cachorra insolente."

Mis colmillos crecieron, siendo incapaz de cuestionarme porque no soporto esa sensación de sequedad en mi garganta.

Alfa & Beta: pasión desbordada © BORRADORWhere stories live. Discover now