-----•◦Arco I•◦-----

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No debió de irse solo, no debió irse tan tarde y sobre todo, no debió haber confiado en aquel chico de ojos azul profundo y piel pálida.

¿En qué momento lo había inmovilizado?.

Lo tenían contra la pared, con las manos arriba siendo sostenidas con una fuerza brutal.

El dolor de los colmillos entrando a su piel lo hicieron gemir con algo de fuerza, hubiera luchado por quitárselo de encima, pero se sentía tan bien que estuviera succionando su sangre, quitándole la vida poco a poco.

Su sangre desviándose a los colmillos del vampiro le provocaba unas cosquillas en cierta parte de su anatomía y mientras que su respiración se aceleraba por la adrenalina él intentaba no soltar ningún quejido que no sonara como tal.

Jamás se había sentido tan embriagado, como si estuviera ligeramente mareado, desorientado... pero le gustaba sentir eso... le hacía sentir diferente, lo hacía sentir vivo.

¿Que tan jodido enfermo debía estar para que le gustara que un vampiro le estuviera extrayendo su vida con cada gota de sangre que tomaba a la fuerza de él?.

Pero el placer se fue cuando sintió como algo entraba a su torrente sanguíneo, algo que quemaba como el infierno mismo y que hizo que una lluvia amarga y dolorosa de lágrimas salieran de sus ojos verdes.

El impulso de empujarlo cada vez era más grande pero Harry no quería averiguar qué tan doloroso podría ser no quedarse quieto.

Sus ojos jade enfocaron con dificultad los ojos azul marino que lo observaban con mucho gusto, como si disfrutara ver la expresión de dolor en su rostro.

-Este es mi regalo para ti.-Murmuró aquella persona separándose de Harry.-La vida eterna para ser idolatrado en más de una vida.

Harry tampoco supo en qué momento cayó al suelo pero lo que sí supo es que aquella persona que lo mordió no era el mismo joven juvenil, ahora era viejo y estaba más arrugado que una pasa.

Mareado sus ojos se pasearon por el callejón hasta llegar al cielo en donde la fría noche lo sorprendió por las estrellas que parecían más brillosas que nunca.

Para cuando Harry parpadeó y volteo la cabeza hacia donde aquel tipo estaba, Harry se percató que lo único que yacía sobre el lugar en donde antes había estado aquel rubio de cabellos dorados solo se encontraba un montón grande de cenizas grises.

Retorciéndose en un dolor agudo desesperante que solo lograba intensificarse con cada momento Harry cerró los ojos con fuerza para poder aguantar el estresante dolor que mortificaba a su frágil pequeño cuerpo.

Se quedó ahí tirado hasta que olió un particular aroma, olía a madera y a uvas...Un olor a rosas y libros viejos entró por sus fosas nasales, sabía que esos eran sus amigos, podía recordar su olor.

Solo que ahora era muy notorio el olor de su esencia... pero no más que ese olor a hierro, suave y sutil.

El olor de sangre y una sed desesperante hizo a Harry abrir los ojos.

Todo se había ido al carajo en cuanto sintió la cálida sangre inundar su paladar.

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--•◦𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂 •◦--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora