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Harry Potter.

Ser vampiro te daba una fuerza increíble al igual que una velocidad y resistencia que cualquier jugador de quidditch envidiaría y ni hablar de los reflejos.

Lastima que no se activaron cuando Malfoy cayó de frente a mis pies.

De mis labios dejé salir un suspiro pesado, tal vez había tomado sangre de más, aunque no podía saber justamente si lo había hecho o no porque Malfoy claramente no estaba despierto como para reclamarme.

Al final terminé inclinándome hacia él para sujetarlo entre mis brazos y poder cargarlo hacia su habitación.

Realmente no podía encontrar cual era su habitación de tantas habitaciones que habían así que sin realmente intentarlo simplemente nos metí a la primera habitación, deje a Malfoy en la cama de sábanas blancas y cerré las cortinas negras del lado izquierdo donde las grandes ventanas se encontraban.

Me senté en la orilla de la cama y observé su semblante tranquilo.

Deslice mis dedos por su frente en donde un moretón rojo con tonalidades moradas empezaba a asentarse.

Con cuidado acomode su cabello rubio hacia atrás, cuando lo logre aparte la mano y me quede observando su rostro puntiagudo.

Que Malfoy tuviera así el cabello me llevó a los primeros años en Hogwarts, más específicamente el año en donde tuve un leve enamoramiento por esa cabecita rubia arrogante.

Con 12 años fantaseaba poder desacomodar sus perfectos cabellos.

¿Quién diría que el siguiente año después de insultar su perfecto cabello lo vería con un nuevo look más fresco?.

Aunque bueno, era un idiota y eso lo demostró bastante bien en tercer grado.

Suspire pesadamente y me levanté del lugar, empecé a olfatear para buscar aquel olor a vainilla tan característico de un bebé tan bonito como Teddy.

En cuanto lo identifique me deje guiar por él hasta que llegue nuevamente a la puerta, con cuidado la abrí y mire la cuna blanca, me quedé ahí parado por unos largos minutos mentalizándome con el hecho de que había perdido.

La única razón por la que había regresado con Malfoy fue por Teddy y no fue exactamente porque supiera que él estaba en sus manos, si no porque encontré entre todas las cartas atrasadas del ministerio aquella que me informaba que Andrómeda había fallecido por un derrame cerebral mientras dormía y que la custodia de Teddy podía pasar a mi antes de que algún familiar cercano pudiera reclamarla.

No pensé ni un segundo más, sin importar que era muy noche o que no tenía hambre, simplemente fui por Malfoy porque él era comida segura y yo lo último que necesitaba era hambre.

Simplemente no quería lastimar a Teddy cuando lo tuviera entre mis brazos.

Mis piernas empezaron a caminar lentamente hacia la cuna, asome mi cabeza por esta mirando al pequeño ángel de cabellos rosas, tal como los de Tonks.

Una mueca se formó en mis labios, sentí aquel sentimiento de tristeza que me hacía sentir tan...débil.

Malfoy jamás me dejaría llevarme a Teddy, la forma en la que se asustó y lo protegió...

Un suspiro cansado escapó de mis labios, lamentablemente no es el único que me tiene miedo.

Yo también lo hago.

Los ojitos marrones de Teddy se abrieron, en cuanto sus orbes chocolatitos me enfocaron su cabello cambio a un color negro y sus ojitos a un verde lima muy brillante, sus pequeños y regordetes bracitos se alzaron hacia mi.

--•◦𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂 •◦--Where stories live. Discover now