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Draco Malfoy.

Adoptar a Edward Lupin Black...

Estaba solo en una mansión, probablemente no tendría ningún heredero ante mi falta de interés en las mujeres y personas en general, mis padres estaban muertos y el apellido Malfoy estaba ligeramente mancillado.

Abrirle las puertas de la mansión a un huérfano por la guerra tal vez me beneficiaría un poco además de darme compañía.

Era buena idea...

O eso pensaba hasta que me encontré despierto a las 4 de la madrugada para ir a arrullar a un bebé que desde la tarde que pase por el no dejaba de llorar a mares, cuando se cansaba solo soltaba uno que otro quejidito y seguía llorando con menos fuerza.

Dormirlo fue un verdadero reto y las ganas de regresarlo al ministerio ya eran más grandes que el sentimiento paternalista que me había brotado durante el día.

Pero enhorabuena, había soportado esto ya dos días y también había descubierto que la paternidad y todo eso a mi no se me daba, más con la paciencia.

Eran las 8 de la noche y apenas me iba a ir a encerrar a mi laboratorio para poder seguir con mi intento fallido de crear mi elixir especial pero claro, no lleva ni media hora dormido cuando el lloriqueo débil empezó a llegar a mis oídos y conforme me regresaba nuevamente al cuarto este iba aumentando.

Cuando volví a entrar inmediatamente me dirigí a la cuna simple, blanca, para poder arrullar a la pequeña mandrágora chillona que tenía por bebé.

Mientras que lo arrullaba suavemente intente limpiar el rastro de lágrimas, el pobre pequeño ya tenía todos los ojos hinchados y su naricita pequeña roja, sus ojos se negaban a abrirse y su cabello seguía del mismo color rosa que obtuvo desde la tarde de ayer que me lo lleve.

Con pesadez me dirigí a uno de los muebles altos de madera oscura fina, de ahí pude sacar un chupón que metí en la boca del contrario en el débil intento de callarlo.

No funcionó.

Frustrado empecé a arrullarlo mientras que prolongados "Shhh" salían de mis labios, después de un largo tiempo de estarlo meciendo al fin la pequeña bestia se durmió.

Aliviado lo deje con cuidado en su cuna.

Justo después de aquello el timbre de la mansión resonó, rápidamente voltee a ver a Edward quien por suerte no lloró.

¿Quién carajos osaba a molestarme a estas horas de la noche?.

Molesto salí de la habitación siendo Min el primero en aparecer y sin alzar la mirada me dio una reverencia.

-Señor amo Malfoy, el gran señor Harry Potter solicita hablar con usted.

Arqueé una ceja.

-¿Como para que? .-Cuestione mientras me arreglaba la arrugada pijama negra de seda que traía desde ayer.

Edward no me dejaba ni siquiera comer en paz, mucho menos me daba tiempo de cambiarme.

-E-El gran señor Harry Potter no le dijo a Min esa información y Min no preguntó, ¿Min debería que azotar su cabeza por tremendo error?.-Preguntó temblorosamente el elfo con las piernas temblando como gelatina.

Suspire pesadamente, ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho esta mañana, simplemente negué con la cabeza.

-Pásalo a la sala y dile que ahí lo veo.

Min desapareció en un puff y yo simplemente llevé mis manos hacia mi cabello para lanzarlo hacia atrás.

Potter, Potter, Potter....

--•◦𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂 •◦--Where stories live. Discover now