Libro n°6 de la saga: "Improntas Quileutes."
"-¿Se supone que debo temerte o tenerte respeto?. Porque me da gracia que un Chihuahua sea más feroz que tú.
-Grrr.
-¿Lo ves?. Un Chihuahua sería más feroz que tú."
👤 Embry Call
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Maratón 1/4
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Sasha se sentía perdida. Ni siquiera terminaba de entender que era lo que acababa de pasar. Tampoco lo quería entender. Así de terca era.
Estaba sentada en el sofá de la casa de su hermano, con una manta sobre sus hombros. Traía ropa de hombre, de olor delicioso para ella, era de Embry. Él fue el único que pudo acercarse a ella sin salir lastimado, porque por más que quiso morderlo, algo en ella no la dejaba. Eso aumentaba su confusión.
-Debes entender que esto no es algo de lo que puedas salirte, Sasha.-Habló Sam, mirando con preocupación a su hermana.-Nadie, ninguno de nosotros, quisimos esto.
-No necesito de tus "Palabras de aliento", Sam.-Dijo la muchacha, mirando al suelo con desinterés.-Con decirme, "Las leyendas son reales", bastaba. Ahórrate saliva.
Sam suspiró pesadamente. Su hermana era todo un caso, pero no la culpaba por su actitud, se lo merecía.
-¿Quieres un té, Sasha?.-Preguntó Marlene, desde la cocina.
-Con agua me basta también.-Respondió Sasha, soltando un suspiro.-Pero si hay algo para comer, lo agradecería mucho. Gracias, Marlene.
Marlene asintió y rebusco en las alacenas, mientras que la joven Uley seguía mirando al suelo. No estaba feliz de saber que no era una simple humana, sino que ahora se convertía en una bola peluda de cuatro patas y de color blanco. Maldijo a todos los ancestros, uno por uno, y también a su hermano, porque podía y quería.
-¿Estás bien?.-Preguntó Embry, por cuarta vez.
Sasha no lo miró, sintiendo que sus entrañas se removieron al verlo tan cerca de ella, aunque estaba a un metro de ella. Su sola presencia la hacia sentirse cómoda. Su vista estaba en la pequeña mesa ratonera.
-¿Cómo puedo estar bien con todo esto?.-Preguntó la chica, queriendo ser grosera, pero con él no podía.
-Tranquila, ninguno de nosotros tampoco lo tomó bien en un principio.-Dijo Embry, mirándola.-Es un plato difícil de digerir, pero con el tiempo lo aceptaras y te acostumbras. No estás sola.-Sam gruño, pero Marlene lo miró mal.-Todos estaremos para ti.
Marlene caminó hacía la joven, dejando una bandeja de Muffins y una botella de agua frente a ella. Sasha pasó su lengua por sus labios, humedeciendolos, y atacó los Muffins sin piedad o modal alguno. Embry la miraba con una sonrisa pequeña, e ignoraba la mala mirada que Sam le daba.
Sam movía su pie izquierdo con nerviosismo. Él no se había esperado, ni nunca lo haría, que uno de sus betas se imprimara de su hermana pequeña. Sasha era su vida luego de su madre y Marlene. Y aunque no la había llamado, contactado por dos años, ella aún seguía presente en su cabeza, pero temía lastimarla. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió las manos de su prometida en sus brazos. La azabache le miraba con preocupación.
