Libro n°6 de la saga: "Improntas Quileutes."
"-¿Se supone que debo temerte o tenerte respeto?. Porque me da gracia que un Chihuahua sea más feroz que tú.
-Grrr.
-¿Lo ves?. Un Chihuahua sería más feroz que tú."
👤 Embry Call
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-Se portarán bien. ¿Okay?.-Ordenó Marlene a los lobos.-Las chicas están a cargo.
-¿Por qué las chicas están a cargo?.-Se quejó Brady.
-Madison, Kim y Leah son las únicas mayores, solo a ellas debemos hacerles caso, ¿No?.-Preguntó Collin.
-Marine, Ariadna y Sasha son más listas que todos ustedes juntos.-Dijo Leah, mirando a los más pequeños.
-Vaya, no veo fallas en tu lógica.-Soltó Ariadna con una risita.-¡Al fin tendré más esclavos!.
-Ya tienes a Seth.-Se quejó Brady, cruzándose de brazos.
-Uno es bueno, ya 7 es codicia.-Se quejó Collin.-Además, si mis cuentas no fallan, solo tendrías 3.
-¿Por qué tan pocos?.-Cuestionó Ariadna.
-Porque en su mayoría son puros Imprimados.-Recordó Brady.-Solo quedamos Collin, Leah y yo. Pero dudo mucho que Leah te haga caso. Y el tercero es Seth.
-Bueno, de tener un solo esclavo a tener 3, es buena idea.-Finalizó Ariadna.
-No se demoren en volver, por favor.-Rogaron los más pequeños.
Marlene rodó los ojos con gracia mientras Sam negaba con la cabeza. Sasha miraba todo desde el porche de la casa junto a Embry, ambos estaban sentados en una silla colgante tomados de las manos.
-Nadie será esclavo de nadie.-Puntualizó Marlene, mirando a su prima que hacia un puchero.-Nos iremos por una semana, por favor, no hagan nada raro.
-Marlene, pides mucho.-Dijo Ariadna.-Ya de por sí ellos son raros.
-Concuerdo.-Segundeo Leah.
-Que tengan un lindo viaje, chicos, se lo merecen.-Dijo Madison, apoyada en el Jeep rojo junto a Paul.
-Unas vacaciones lejos de muchos hormonales, el sueño de todas las Improntas.-Dijo Kim, sentada en las escaleras del porche comiendo un dulce de miel.
-¡No rompan nada!.-Amenazó Marlene.-Eso va para ti, Paul Lahote, en unos días llega el nuevo sofá. Lo quiero INTACTO cuando vuelva.
-¿Qué harás con el saco de boxeo de Paul?.-Preguntó Embry desde la silla colgante.
-Lo dejaré en el patio trasero, seguirá siendo víctima del mismo, pero al menos, no dentro de mi casa.-Respondió Marlene, caminando al auto.
Sam se acercó a su hermana y la levantó de un solo movimiento para poder abrazarla. Luego de unos segundos, el Uley mayor se separó de la chica y miró a Embry con sus ojos matadores.
-Cuando regrese, quiero que siga oliendo como ahora.-Advirtió.-Si no, ve a esconderte a Japón, ¿Entendido?.
-¿Cuanto apostamos a que no será así?.-Preguntó Quil a su impronta.
