Libro n°6 de la saga: "Improntas Quileutes."
"-¿Se supone que debo temerte o tenerte respeto?. Porque me da gracia que un Chihuahua sea más feroz que tú.
-Grrr.
-¿Lo ves?. Un Chihuahua sería más feroz que tú."
👤 Embry Call
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Sasha caminaba de forma furiosa por la calle de tierra de la reserva. Su mente repetía una y otra vez la conversación y la decisión de Sam. Lo maldijo. Lo intentó matar en su mente. Lo llamó egoísta. Dijo cosas no muy bonitas de su hermano en su mente.
Paró al llegar a la playa de la Push. Suspiró al sentir el aroma a tierra mojada que desprendía Embry. Volteó sobre su eje y miró al lobo que iba detrás de ella.
-¿Qué quieres?.-Le preguntó a la defensiva.
Embry cesó su caminar, quedando a unos pasos de ella, su rostro demostraba su preocupación por ella. Desde que había llegado, desde que se imprimo de ella, no habían podido hablar como tal, menos desde que supo que ella también se había imprimado de él.
-Sé que estás molesta, yo también lo estoy.-Murmuró Embry.-Pero, podemos... ¿Podemos dar un paseo por la playa?.-Preguntó tímido.
Jamás había sido tímido, menos con una chica. Cuando conoció a Bella Swan, la chica vampiro, él era humano, pese a que no hablaron mucho, ella fue la primera chica con la que habló desde que Sasha se había ido, y en el instituto no había parado de coquetear con otras chicas en cuanto entro en fase y se le permitió volver.
-¿Es terapia para ti el pasear en la playa?.-Cuestionó Sasha, haciendo una mueca de incredulidad.
-No lo sé.-Contestó Embry.-Cada vez que estoy enojado con los chicos, vengo aquí y camino. Es una buena forma de pensar de manera más calmada.
-No eres de enojarte mucho, ¿No?.-Dijo Sasha, cruzando sus brazos sobre su pecho.
-No realmente.-Respondió Embry, con una pequeña sonrisa.-¿Qué dices?. ¿Paseo por la playa?.
Sasha Uley por primera vez en meses se sintió nerviosa por la cercanía de un chico. La última vez fue cuando se encontró con Jordán Michel, un chico que estudiaba con ella y se acercó con el fin de invitarla a salir, lo que el joven no esperó fue el puñetazo que se llevó por querer besarla sin su consentimiento. Luego de unos segundos, asintió levemente y comenzó a caminar hacía la playa en silencio, con Embry a su lado.
Llegaron a la costa, el lugar donde las feroces olas chocaban contra la arena y las rocas, y el viento frío golpeaba sus cuerpos que tenían más de 39 grados de temperatura. Caminaban uno a lado del otro, en silencio, oyendo sus corazones que latían de forma calmada y armoniosa. Un digno sonido que agradaba a ambos.
-¿Cómo has estado en Filadelfia?.-Preguntó Embry, con sus manos en sus bolsillos de la bermuda.
-Es tranquilo, al menos, donde estábamos mi mamá y yo.-Respondió Sasha, jugando con sus dedos nerviosamente.-¿Cómo has estado tú aquí?.
