Libro n°6 de la saga: "Improntas Quileutes."
"-¿Se supone que debo temerte o tenerte respeto?. Porque me da gracia que un Chihuahua sea más feroz que tú.
-Grrr.
-¿Lo ves?. Un Chihuahua sería más feroz que tú."
👤 Embry Call
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4/4 *Sorry, me olvidé de subirlo jiji, por eso subo dos más que se subirán en una horas* (Nuevamente Wattpad no me deja poner el separador gif, disculpen).
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La mañana siguiente, Sasha se levantó con humor de perros. El resto de la madrugada estuvo mirando al techo de su nueva habitación. La noche anterior no había salido a comer, no quería ver el rostro de nadie, ni oír las palabras de su hermano. Marlene le había llevado la comida, y ni siquiera le habló, pues sabía que la menor no estaba en sus casillas para nadie.
Ahora la joven de cabello rizado salía del cuarto con ropa en la mano, y se dirigía al baño. Oyó como su cuñada estaba hablando por teléfono con alguien a quien le gritaba.
—¡Michael, no!.—Decía la mujer, en su voz se veía la molestia.—Sabes perfectamente que no debes hacer eso, sería una tontería.—Sasha no reparó en escuchar, por lo que se metió al baño, pero aún oía lo que decía Marlene.—Si Aleric hizo eso, no puedes hacer lo contrario, él solo quiere que estés bien.
Sasha trataba de enfocarse en oír el agua correr de la regadera, ella no era chismosa, y tampoco quería saber que era lo que hacía ese tal Michael con el otro, Aleric. Se metió bajo la regadera, dejando que el agua helada le cayera por su piel ardiente. Para una persona normal, esa temperatura la mataría de hipotermia, pero ella no era normal, así que le valía.
Su mente estaba apagada, se obligó a no pensar en nada más que el agua cayendo en su espalda. Toda la noche había estado sin dormir, recordando todos los momento en los que ella quiso declararse a Embry hace unos años, y en como siempre algo pasaba y no dejaba que lo hiciera. Quizás su destino era no decirle, para luego enterarse que era su alma gemela, ¿No?.
Salió alrededor de 15 minutos después, para luego volver a su habitación ya cambiada y sin peinarse. Su cabello era una maraña de nudos color café casi negro, y odiaba el hecho de que le costara tanto peinarlo, por lo que no lo hacía, simplemente lo dejaba así, al natural.
Escuchó que Marlene caminaba a su habitación y luego tocaba la puerta lentamente, como si tuviera cuidado de no enfadar a la chica.
—Adelante.—Murmuró mientras se acomodaba las zapatillas.
La azabache abrió la puerta, más no entró, simplemente se quedó parada en el umbral.
—Sasha, debo irme a trabajar, ahm... Tu hermano me pidió que te dijera, que te espera en la playa.—Mencionó Marlene.—Y te he dejado el desayuno en la nevera.
—Gracias, Marlene.—Dijo la chica, levantándose de la cama.—¿Sabes porque el tonto de Sam me quiere en la playa?.—Preguntó.
