Libro n°6 de la saga: "Improntas Quileutes."
"-¿Se supone que debo temerte o tenerte respeto?. Porque me da gracia que un Chihuahua sea más feroz que tú.
-Grrr.
-¿Lo ves?. Un Chihuahua sería más feroz que tú."
👤 Embry Call
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*Gif hecho por mí:)
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Embry salió a todo lo que le daban las piernas hacia la casa de Marlene. Su madre lo obligó a darse una ducha antes de salir, alegando que no podía ver a su amada con olor a estofado. Por primera vez en años, Embry le hizo caso. Se dio un baño rápidamente y salió disparado hacia la casa Uley-West, no sin antes abrazar a su madre de forma efusiva.
Al llegar, vio que todos estaban amontonados en la habitación donde Sasha había estado todo ese mes. A medida que daba un paso, los demás se iban moviendo para que pudiera pasar. Él debía ser el primero en verla. Al llegar al frente la vio. Estaba sentada hablando con Sam y Lene, sonrió al verla tan... viva. Sasha no tardó en percibir el aroma de el chico, por lo que giró la cabeza y sus ojos se encontraron.
Sam miró a todos los presentes de forma significativa y de a uno comenzaron a salir de la habitación para darles privacidad. Los últimos en retirarse fueron Leah, Lene y Sam. Embry aún estaba en medio de la habitación mirando a los ojos a la chica que también le miraba con una sonrisa.
—Hola, Embry.—Saludó Sasha, en voz baja.
La dulce y suave voz inundó los oídos del joven, haciéndolo sentir un revoltijo ansioso en su estómago. No esperó más, y se encaminó a la cama donde la chica lo esperaba con los brazos abiertos y ojos empañados en lágrimas. Se fundieron en un caluroso abrazo, tan deseado, tan necesitado. Embry podía oír los pequeños sollozos de Sasha sobre su hombro, como también la loba oía los que el chico lanzaba. Se habían extrañado tanto. El momento les fue eterno para su encuentro tan esperado, y eso no les molestó.
—¿Estás bien?. ¿Te duele algo?.—Preguntó Embry, al separarse, mirando que la chica estuviera completamente bien.
Sasha sonrió con lágrimas en sus ojos de felicidad y tomó el rostro del lobo.
—Estoy bien, Chihuahua tonto.—Murmuró Sasha.—Ya puedes dejar de estar deprimido, Leah me dijo que estabas insoportable.—Rió por lo bajo. Embry gruñó ofendido.—Aunque yo hubiera estado peor si eras tú el que estaba aquí inconsciente.
—No sabes el infierno que pasé.—Dijo Embry, acariciando la mejilla de la joven.
—Ni quiero imaginarlo.—Admitió Sasha.—Te extrañé. Aunque te oía hablar. Me gustó que leyeras Romeo y Julieta para mí, aunque creo que fue más una indirecta que una simple lectura.
—No podría vivir si tú no estás aquí, Sasha.—Confesó Embry.—Moriría eventualmente, aunque mi alma ya habría muerto si tu partias. Solo mi cuerpo estaría aquí, como un pedazo de carne.
—No quiero oírte decir esto nunca más.—Advirtió Sasha, poniendo sus manos en las mejillas de él. —¿Okay?. Estoy aquí, estoy bien, más que bien.—Se apresuró a decir.
