Capítulo 09

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Lorenzo conducía hacia la casa de Dalia aunque ella le había dicho miles de veces que no era necesario, que Roma ya dormía y era preferible que fuera por ella por la mañana.

— Hola — sonrió el pelinegro en cuanto Dalia abrió su puerta

— Te dije que no era necesario — sonrió — Pasa — dijo mientras se hacía a un lado para que él pasara

— En serio lamento las molestias — hablo Lorenzo al mismo tiempo que tomaba asiento en el sofá — Roma es algo difícil

— En realidad no fue una molestia, me agrado su compañía — sonrió

— ¿Estas sola en navidad? — pregunto sorprendido

— Si, no es para tanto — se encogió de hombros — Apenas voy a cenar, ¿gustas? — pregunto la pelirroja mientras se dirigía a la cocina

— ¿Qué es?

— Macarrones y soda — dijo mientras enseñaba la caja de los primeros

— Vale me apuntó — sonrió

Al cabo de unos minutos la comida estaba hecha y servida, ambos estaban comiendo en el sofá mientras veían un especial navideño juntos.

— Eres una gran chef Dal — hablo Lorenzo luego de tomarle un poco a su vaso de soda

— Si, bueno, debes saber que cantidad exacta de agua poner o no sabrán ricos — bromeó

— Creo que fui un idiota con Roma — suspiro — Pensé que el tal Louis sería exactamente igual que Percy pero fue a casa y parecía un buen chico, no lo sé, le dije cosas muy feas — rodó los ojos

— Si, me contó — hablo Dalia apretando los labios — Entiendo que quieras protegerla pero trata de entenderla y no de solo regañarla — sonrió a medias

— Lo intentó pero es difícil — hablo mientras dejaba su plato en la mesa de centro — Siento la necesidad de cuidar a mi madre de esa tristeza en la que se la vive pero igual debo enseñar a Roma a encontrar un buen lugar — se acosto a lo largo del sillon dejando caer su cabeza en las piernas de Dalia

— No tienes por que cargar con todo eso — decía Dalia mientras acariciaba su cabello — Te preocupas tanto por los demás pero no por ti

— A veces siento que vivo en un bluce de tiempo o algo así — rió — Siento que todos los días pasa lo mismo — suspiro

— Si he visto un par de películas sobre eso — apreto los labios — Pero en todas la muerte es la protagonista técnicamente como en Si no despierto, Al filo del mañana o Feliz día de tu muerte — explicó

— Creo que no has visto un par, creo que te has visto todas — bromeo el pelinegro mientras se giraba para verla directamente a los ojos

Dalia sonreía demasiado para su propio gusto. Lorenzo ha hecho que deje su lado asocial y eso no le agradaba por adoraba pasar tiempo con él.

— ¡Feliz navidad mi amor! — grito su madre entrando a la sala en estado de ebriedad — ¿Tienes novio? — lo vio sorprendida — ¡Le dije a tu padre que no te quedarías solterona! — chillo emocionada

— ¡Mamá! — se quejo Dalia la cual estaba roja como un tomate de la vergüenza

Lorenzo por su parte trataba de aguantar la risa pues sabía que era un momento muy incómodo para ella pero era imposible, la escena era demasiado graciosa.

— Madre él es Lorenzo, ¿Lo recuerdas? — hablo Dalia

— ¡Claro! — dijo emocionada — Nada me alegra más que tu seas mi yerno — se dirigió a abrazarlo

— Mamá, Lorenzo solo es mi amigo — dijo frustrada Dalia

— Oh perdonen mi imprudencia — dijo entre risas —Necesito dormir, te quedas en tu casa hijo — hablo mientras subía las escaleras

— Lo lamento tanto — cerro los ojos Dalia — Suele ser algo graciosa cuando bebe — explicó

— Tranquila, lo entiendo — sonrió — Será mejor que me vaya — dijo tras un silencio largo

— Puedes quedarte a dormir, en el sofá claro, para que mañana salgas de aquí con Roma, aparte es tardísimo — propuso la pelirroja

— Esta bien — sonrió

El corazón de la niña rara se parecía descongelar como en cualquier película cliché, ¿No?, pero por supuesto parecía es una palabra casi igual a hubiera.

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— ¡Grettell para esta masacre por favor! — decía Dalia mientras hacía pilates con ella

— Tu querías que te introdujera al mundo del ejercicio — acusó — No te quejes ahora — dijo mientras seguía la rutina en la gran pantalla.

— Hablaba de ir al gym, no de seguir a ese robot — acusó mientras veía a la chica de la rutina

— Si no aguantas esto mucho menos el gym Dal, simple lógica — dijo mientras pausaba el video

— Me esforzaré más pero creo que por hoy tengo suficiente — respiro agitada

— ¿Por qué este repentino interés por ejercitarte? — preguntó curiosa Grettell

Se encogió de hombros. — Solo me canse de parecer un adorno más de mi casa — explicó — Aparte quiero probar algo nuevo, me he aburrido mucho

— Pero si nunca te estas quieta — frunció el ceño — ¡No puede ser! — brinco la pelinegra con emoción

— ¿Qué? — Dalia la miro confundida

— ¡Te gusta un chico!, ah que si, no puede ser otra cosa — sonreía de oreja a oreja

— Grett con todo respeto no jodas —hablo cansada — No necesito de un chico para querer verme bien, aparte no es solo por apariencia es por salud — volvió a explicar

— Claro pero tienes diecisiete años y ¿La salud te importa ya? — alzo una ceja — Vale que hay muchos que lo hacen por pasión pero claramente tu no la tienes, la otra parte solo lo hace para verse bien — decía la pelinegra

— Si, me quiero ver bien por mi es una de las razones pero vi un documental de kilos mortales y me espante, ¿sabes? — hablo Dal mientras se tiraba al suelo — De los ocho a los doce años estuve gorda, pero eso no me atormenta, sabes que no, solo tengo miedo de que vuelvan a molestarme por mi peso — suspiro

— Dal perdón que estúpida soy — golpeó su frente — Lo había olvidado por completo, pero quiero que sepas que ellos no tenían derecho de tratarte de tal manera solo por tu aspecto, fueron niños tontos que tal vez reflejaban lo miserables que eran sus vidas en sus insultos hacia ti — apoyo mientras se sentaba a su lado

— Grett tengo miedo hasta de comer un plátano — rió amargamente — Todas las mañanas despierto con tanta hambre que me asusta volver a tener ese aspecto — suspiro — Cuando se trata de otros los convenzo de que esta bien, que no vivan con ese miedo pero cuando se trata de mi todo es distinto — apoyo su cabeza en el hombro de la pelinegra

— Dalia, te ves increible, estás en tu mejor momento, por favor no vuelvas a donde estuviste hace dos años — la miro seria — Te amo y debes aprender a sobrellevar todo esto con ayuda de un profesional, pensamos que ya había quedado atrás, todos — suspiro

— Grett tranquila, todo esta en orden, no he parado mis comidas, no me hago daño solo estoy algo insegura pero se me pasará — sonrió — Creo que puedo seguirle ya — dijo mientras se ponía de pie

Grettell suspiro tratando de creerle a su mejor amiga, le creería por que la última vez salió sola de ahí, por que no fue tan complicado y por que sabe que cualquier cosa ella estará ahí.

Compras Nocturnas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora