Capítulo 33 | Capítulo Final

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Uno

Pam

Dos

Pam

Tres

Pam

Trataba de entretenerse contando los latidos del corazón de Vincent, su alrededor parecía tan oscuro y adormecedor.

Dalia estaba convencida de que todo aquello era... Demasiado cruel para sucederle.

Se cuestionaba porque perseguía un sueño de hace casi seis años, claramente sus intereses habían cambiado.

—¿Crees que deba ir? —cuestionó a su amigo

—Lo quieres tonta —rodó los ojos —Solo ve y dile lo que sientes —se encogió de hombros

—No es fácil —dijo levantando su cabeza de su pecho —Él no es fácil

—Llevame como apoyo y dile que volverás al pueblo

—No puedo hacer eso

—De todas formas no regresas solo por él

—Solo es un año, tampoco quiero que se haga ilusiones —suspiro

—Quién diría que tus primeras prácticas serían en el periódico de tu pueblo

—Yo elegí el lugar, tenía que ser algo pequeño para iniciar. Más que prácticas es un año para aprender en el campo laboral y luego volver a la universidad —explicó

—Eh... Si, a eso se le dice prácticas  —carcajeo

—Da igual, creo que pasaré navidad aquí y me iré después —se encogió de hombros

—No, iremos al pueblo. No quiero quedarme aquí con mi fastidiosa familia —hizo una mueca

—Y yo no quiero ir a ver a Lorenzo —defendió

—Tu puedes ignorarlo si quieres, yo no

Suspiro. —Esta bien

❥︎

La mente de Lorenzo trabajaba demasiado rápido, entre todas las cosas que tenía que hacer la idea de recuperar a Dalia lo invadía.

¿Roma tendrá razón? Se preguntaba

—¿Crees que daba ir por ella? —preguntó a Louis mientras compraban las cosas para la cena. Harían un pie de manzana con ayuda de Roma para no llegar a casa de los Solari con las manos vacías.

—¿En navidad? Ella vendrá, es seguro

—Me refiero a que si... Lo deba intentar de nuevo

—Ah sí, ustedes tienen historia y aun mucha química solo que son muy tercos y estúpidos para aceptarlo

Lorenzo prefirió quedarse callado mientras analizaba más a fondo su situación, una gran parte de él quería verla llegar y abrazarla y decirle cuanto la quiere pero otra parte seguía creyendo que solo la perjudicaría.

—¿Qué haces? —preguntó con el ceño fruncido mientras veía a Louis arrasar con las muestras gratis de galletas

—Ahí dice gratis —habló con la boca llena de galletas y migajas cayendo en su sueter

—No puedo creer que Roma tenga que lidiar con esto —rodó los ojos divertido

—Perdure y volvimos, ¿No es eso genial? —lanzó cierta indirecta

—Vamos, que ya es tarde —desvío ek tema

Unas horas después ya tenían el pie en el horno, esperaban a que Roma se terminará de alistar para poder irse a casa de los Solari.

Compras Nocturnas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora