Capítulo 25

31 7 0
                                    

¿Se han preguntado que pasa cuando reprimes tus sentimientos?

Se suele decir que al final explotan y suelen salir más fuertes o de peor manera. ¿Por qué es tan difícil que aceptemos sentir algo si eso puede ser menos complicado que no hacerlo? La respuesta a eso es por que somos humanos. Estúpidos, frágiles y egoístas.

Se supone que tenemos la mejor manera para comunicarnos, no debemos ladrar, maullar o balbucear, pero siempre es tan difícil solo sentarse a hablar sobre lo que sentimos, le tenemos tanto miedo al rechazo por nuestro orgullo o por que solemos dejar que cosas que no estan en nuestro control nos vuelvan locos. Dalia lo sabía, pensaba exactamente todo eso y aún así estaba haciendo lo incorrecto de alguna manera. 

Manejaba a una velocidad considerable el coche de Lorenzo mientras que este se reía sin parar de una mosca que pasaba frente a sus ojos.

—No se si eres muy torpe, inocente o estúpido —habló enojada sin despegar la mirada de la carretera —¿Por qué aceptas una pastilla de alguien que no conoces en lo absoluto?

—¿Por qué eres tan hermosa? —dijo el pelinegro recostado en la puerta del coche con las piernas arriba de su asiento

—Lorenzo solo intenta dormir —dijo mientras sonreía levemente

A Dalia le agradaba escuchar que esas palabras salieran de la boca de aquel chico pero no así. El viaje se trato de chistes sin sentido y crisis existenciales por parte de él mientras que ella trataba de ser paciente, cuando por fin llegaron a su pueblo se dirigieron a la casa de la pelirroja siempre estaba sola y más si su madre supondría que llegaría tarde.

Ejerció una increíble fuerza para sacar a aquel joven que parecía en dormido, tan pacifico como nadie lo había visto, lo llevo directamente a la bañera para que se refrescara y se recuperará más rápido.

—¿No tienes burbujas? —preguntó el chico mientras veía los productos de limpieza personal que tenía en una esquina

—No —respondió serena mientras lo observaba juguetear con el agua. No lo había tenido que desnudar ella sino que él solo se metió a la tina de baño.

—Deberías de tener, es muy divertido —dijo mientras dibujaba pequeños círculos en una de sus rodillas

—Drogado eres más agradable —opino divertida mientras pasaba una esponja por su espalda

—Y tu eres más agradable cuando lo estoy —sonrió

Rodeo los ojos. —Pero si lo vuelves a hacer te mato —dijo en un tono serio

—Entonces si no lo volveré a hacer... —dijo mientras se sentaba de manera firme impidiendo que lo siguiera bañando —Quiero aprovechar que luego tendré un pretexto para esto —murmuró antes de acercarse a besarle

Sus labios se movían al ritmo de su canción favorita, el beso no era pasional no buscaba algo más de lo que ya estaba obteniendo. Sus manos tomaron el rostro de la chica mientras acariciaba sus mejillas con miedo de que el momento acabara.

—Pero tu no tienes un pretexto para no haberte alejado —dijo mientras se alejaba de su rostro

Dalia quedo perpleja, probablemente olvidaría eso, probablemente ni siquiera era el propio Lorenzo el que estaba hablando en ese momento, las sustancias químicas suelen ocasionar un desorden en las personas que estan expuestas a ellas. Lo que ella no sabía era que la única sustancia química a la que estaban expuestos ambos en ese momento era la dopamina.

Seguir tus instintos suele dar mucho miedo ¿Saben por qué? Por que es más fácil hacer lo obvio, lo que alguien más te dicta. Ya que si fallas no será tu culpa y no te sentirás demasiado estúpido por hacerlo pero si sigues tus instintos y fallas es peor.

—No, tienes razón. —habló tras un largo silencio —No tengo un pretexto y no lo necesito —dijo antes de acercarse para besarlo de nuevo

Esta vez había sido diferente, ambos necesitaban sentir un poco más aquellos sentimientos intensos que los dominaban. Dalia se metió a la tina con su ropa puesta mientras se besaban de manera intensa pero sin dejar aquel tacto suave ante ellos. Sus mejillas se entonaron coloradas como un tomate, sin duda era por la calor y no la vergüenza. Así transcurrió la tarde entre caricias y besos en la tina de su baño.

Unas horas después ya estaban más calmados, secos y recostados en la cama de la pelirroja mientras que Lorenzo acariciaba su cabello. No habían hablado pero ¿Acaso era necesario? Si, lo era. Aunque ellos pensaran lo contrario.

—No huyas por favor —murmuró Dalia mientras se acurrucaba más cerca de él

—No pienso hacerlo —dijo mientras la aferraba más a su cuerpo

—¿Podemos tener una conversación real? —preguntó acomodándose frente a él sentada

—¿A qué te refieres? —dijo mientras se recostaba en el espaldar de la cama

—Es demasiado tonto y cliché decirte que no me dejes y tu me respondas que no lo harás por que ambos sabemos que lo... —suspiro —Lo harás

—¿Por qué dices eso?

—Por qué no te entiendo —cerró los ojos para luego abrirlos al instante —Me besas, me haces sentir la persona más afortunada y luego desapareces —mordio su labio —Si fueras otra persona te mandaría al diablo pero... Eres Lorenzo ¿Cómo podría? Mi corazón no me deja hacerlo y es estúpido —pronunció frustrada

—No puedo darte la felicidad con la que sueñas Dal —habló desanimado —No muero por estar con otras chicas, no me interesa nadie más que tú pero te adoro tanto que no quiero ser el imbécil con el poder de lastimarte —suspiro

—Entonces solo estás siendo cobarde —dijo sin siquiera querer sonar mal

—No podría soportar el hacerte daño, una parte de mi me odiaría y me haría tener conductas autodestructivas —

—¿Por qué te adelantas tanto? —rodeo los ojos —Podríamos funcionar, todo podría salir bien

—Pero igual podría salir mal

—Lorenzo no eres tu padre —dijo tomando su mano sintiendo como se ponía más tenso

—No puedes asegurar eso —trago saliva

—Te conozco y eres mejor que tus padres. Roma y tu son geniales y han madurado tan rápido —sonrió —Se han cuidado entre ustedes que no es por faltarle el respeto a tus padres pero no los necesitan más que para proveerles lo económico —soltó —Y todos sabemos que eso no es lo más importante en la vida

—Te amo Poopy —dijo al borde del llanto mientras la miraba con una pequeña significante sonrisa

—Yo igual te amo  chencho —dijo antes de abrazarlo

¿Han visto lo que se logra con un poco de comunicación? Seguro que da mucho miedo abrir tus emociones a alguien pero aquellos momentos que se dan cuando lo haces son por los que estamos aquí. Así se comienza a vivir.

Compras Nocturnas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora