Capítulo 16

31 4 0
                                    

Después de unos minutos Dalia salió del baño, quería seguir luciendo bien. Su pequeña discusión con Lorenzo no tenía por que dañar la noche. Al llegar notó como todo seguía igual, hasta con un poco más de ambiente. Sus amigos bailaban, Lorenzo estaba solo en una esquina tomando un trago evitando contacto con cualquier ser humano.

—Toma, sabe delicioso, es una bebida con fresas, moras y por supuesto alcohol —dijo Olivia apareciendo a su lado

—Oh se escucha genial pero no puedo tomar tanto —se disculpo

—Mira, creo que iniciamos con el pie izquierdo o al menos que Grettell dio esa impresión de mi —rió —Como sea, solo quería compartir contigo, me han contado que te gusta el cine y eres muy agradable —persuadio

—¿Sabes que? Dame ese trago —dijo la pelirroja aceptando el vaso —Igual no he tomado mucho, no me hara daño —sonrió antes de darle un trago.

Lo siguiente fue borroso para ella, comenzaba a marearse como si fuese una niña de doce robando cerveza de la nevera de su padre. Lo cierto era que ese trago no solo contenía fruta y alcohol. Todos continuaron bailando, incluso todo comenzo a volverse más intenso hasta que la luces se apagaron completamente, algunas personas gritaron. Eran las tres de la mañana, según algunos la hora maldita o algo así.

La gran pantalla del lugar se encendió dejando ver a Grettell en su casa con ropa que no combinaba para nada, mascarilla verde y comiendo toda la comida chatarra de su despensa. Ciertamente no era nada grave, todos tenían sus momentos de descanso de la sociedad, de todo pero para la pelinegra significaba mucho que tuvieran una imagen de ella completamente distinta a esa. Comenzó a gritar, algunos se fueron desde que las luces se apagaron y otros se iban por los gritos de Grettell. Lo siguiente fue Dalia cayendo inconsciente al suelo, los pocos que quedaban se alarmaron. Veamos, Dalia, la que se desapareció tres meses por su problema con la comida se desmaya ¿Qué es lo primero que piensan? Tuvo una decaída y literalmente ha caído desmayada. Alguien llamó al 911, Lorenzo se acerco a la pelirroja preocupado. Habían discutido demasiado pero obviamente le preocupaba aún.

—¿Qué le paso? —preguntó Grettell acercándose dejando su vanidad de lado

—No lo sé, tu empezaste a chillar y yo solo la observaba y cayó —dijo un poco desesperado el pelinegro

—Eso pasa cuando tomas alcohol sin comer —dijo burlona una chica que pasaba por ahí

—¿Qué no tienes vida?, vete de aquí niña patética —dijo furiosa Grettell

Luego de eso los dos chicos a lado de Dalia se miraron entre sí preocupados.

Dalia se encontraba acostada en su habitación, estaba dormida. El doctor había dejado en claro que la habían intoxicado con alguna sustancia para hacerla caer tan de repente así.

Lorenzo descansaba en una silla a su lado, no se había querido separar de ella hasta que despertará - lo cuál tardaría unas horas pues el doctor aviso que lo que le dieron era demasiado fuerte pero poco dañino - el chico no sabía quien podría haberle hecho daño a la pequeña pelirroja, no era desagradable de hecho no se metía con nadie y eso lo inquietaba por que el solo pensar que podrían lastimarla lo enfurecia.

Horas después como el doctor había indicado Dalia desperto desconcertada mirando todo a su alrededor sin saber como había llegado ahí pero su cuerpo sintió una especie de calma al observar a su inquieto y tonto amigo descansar a su lado. Tomó un peluche de borreguito que tenía a su lado y se lo lanzó en la cara por que necesitaba saber que había sucedido.

—Mamá, déjame en paz no volveré a ponerme el vestido de princesa para jugar Leyla —dijo aún dormido

—¿Leyla? —hablo en voz alta Dalia —Interesante, me voy unos meses y tú eres una princesa con novia —dijo burlona

El chico se percató de su voz y se desperto en un brinco mientras la veía con una sonrisa estúpida.

—¡Despertaste poopy! —dijo emocionado

—¿Poop... Oh mierda ¡Mamá! –grito avergonzada

—No está —dijo divertido —Solo leí la nota que te dejo, ella no sabe que te desmayaste, Grettell y yo creímos que sería tu decisión decirle o no pues no sabíamos con exactitud lo que te había ocurrido —apretó los labios

—Tenía años sin decirme poopy y justo hoy lo hizo —suspiro —¿Y que ocurrió? Lorenzo te lo juro que he comido todas mis comidas —susurro de manera triste

—Te creo Dalia —dijo mientras tomaba su mano —Según dijo el doctor te intoxicaron, drogaron o algo así, estuviste en el hospital unas horas, te trajimos acá dormida aún en una ambulancia el doctor dijo que no era grave que solo te dejáramos descansar que fue como si se te hubiera pasado un poco la mano con tus pastillas para dormir —explicó

—Oh —fue lo único que pudo decir mientras analizaba todo. —Lo último que recuerdo fue que Olivia me ofreció una bebida y fue muy insistente —dijo con el ceño fruncido

Suspiro. —¿En serio Dal? Se que te molesta que este con Olivia tal vez por que te opaca un poco a ti y a Grettell pero ella no es así, llevo mucho rato con ella ¿No estarás celosa? —dijo algo enojado

La pelirroja abrió sus enormes ojos verdes de par en par sin poder creer lo que salía de la boca del chico que creía su amigo.

–¿En serio Lorenzo? —dijo algo dolida —¿No me crees? —dio una risa irónica —No podría estar celosa por ti, y no pude estar más tranquila ante tu nueva amiga, novia o lo que sea, por que seamos honestos ¿Por qué tendría que reclamarte por ello? —dijo algo fría

Todo aquello lastimó al chico pero era tan idiota al insunuar que Dalia estaba inventado todo eso por celos ¿Acaso la conocía un poco?

—Dalia, tú... —suspiro pesadamente —Se que ni siquiera te agrado ¿Por qué seguimos fingiendo esto? —dijo enojado —Escuche como le decías a Grettell que solo te juntabas conmigo por que tu madre te lo pidió ¡No necesito tu apoyo, no necesito tu compañía, no te necesito a ti! —grito —Ni siquiera pudiste decirme que te irías durante tres putos meses, todo mi mundo se vino abajo y podría sentirme peor a no ser de Olivia —lloriqueo

—Piensa lo que quieras Lorenzo, ni siquiera tengo ganas de discutir contigo —suspiro —Me has decepcionado, debes aprender a mantenerte de pie por ti por que en cualquier momento la persona que es tu sustento se podría ir, morir o algo por el estilo. ¡Yo igual sufrí! —gritó —No sabes cuanto extrañe estar acá, cuanto me dolieron los comentarios de los otros chicos hacia mi y todo eso mientras luchaba contra mi enfermedad —dijo mientras trataba de mantenerse serena —No sabes nada y siempre reclamas por qué piensas que el mundo gira a tu alrededor

—Dalia ¿Qué hago aquí? ¿Qué me une a ti? —dijo con su mirada apagada —Pensé que nuestra amistad era mejor que cualquier otra que haya tenido, pensé que todo sería diferente a esto pero la verdad es que no nos agradamos ni un poco y que no nos conocemos en absoluto —apretó los labios

—Creo que estas en lo correcto. —contestó de manera fría desviando su mirada a su mueble de noche

—Adiós Dalia —dijo antes de marcharse mientras la observaba ahí, tan débil con su cabello desordenado y su piel más palida de lo normal, quería quedarse a cuidarla pero lo cierto era que solo la estaba haciendo sentirse peor. Tampoco comprendía por que atacaba a Olivia siendo un ángel en medio de su tormentosa vida.

Era demasiado complicado entrar al mundo de las relaciones por que seamos sinceros todo era confuso, estaba mal decir que si pero igual decir que no, eras un idiota si decías tal vez y también si no hacías nada. Las amistades suelen ser demasiado complicadas cuando quieren tomar otro rumbo pero ninguno de los dos lo permite y eso podría salir bien o ser un total desastre.

Compras Nocturnas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora