Capítulo 22

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—¿Champú de barbie? —grito Lorenzo desde el baño

—¡No es mío! —respondió en el mismo tono Dalia

—Como digas —carcajeo

—Deberías apurarte —habló —Si mi madre regresa y te ve desnudo o en el baño pensará mal —advirtió —Aunque es imposible, no tenemos nada de quimic...

—¿No? —pregunto el pelinegro con un pantalón enorme de pijama que le había prestado Dalia pero a él le quedaba bien y el torso descubierto

—Te sienta bien hello kitty —opino divertida

—Incluso mejor que a ti —bromeo

Rodeó los ojos. —En una hora estará seca tu camisa —aviso

—Genial —dijo mientras se acostaba en su cama

—Genial —repitió para luego girarse a mirar su escritorio

—¿Crees que no tenemos química? — la pregunta salió de sus labios antes de darse cuenta

—Lorenzo... —murmuró Dalia

—Ven, acércate —dijo y la pelirroja sin siquiera cuestionar lo hizo

—Sabes que... No quiero perderte –dijo sentada en la esquina de la cama

—Yo tampoco —respondió —Pero no creo que no tengamos química

Sin darse cuenta ambos estaban demasiado cerca, sus respiraciones chocaban y ambos dirigían sus miradas de sus labios a sus ojos. Sin pensarlo más Lorenzo se acercó uniendo sus labios en un lento y encantador beso y aunque no era el primero que se daban se sentía diferente, mejor.

—No —hablo Dalia al separarse —No deberíamos —dijo antes de volver a unir sus labios

¿Acaso así sentía estar en el cielo? Pensaron

Cuando lograron separarse y tener control sobre su deseo solo se abrazaron, Dalia estaba recostada en su pecho mientras que él estaba acostado en la cama.

—Esto no significó nada —murmuró

—Si, solo fue... Estúpido —respondió Dalia levantándose de la cama

—¿Estás molesta? —pregunto al ver su reacción

—¿Yo? —comenzó a reír —No, fue calentura es normal a nuestra edad —se encogió de hombros

—Okay —murmuró inseguro

—No se volverá a repetir —dijo la pelirroja antes de salir de la habitación

Tonta, tonta, tonta Solo podía repetir esa palabra en su cabeza. Ella no podía sentir nada por él ni viceversa.

Dalia pintaba sobre su lienzo en blanco mariposas de colores tristes y apagados. Nada normal en ella.

—¿Qué tienes? —preguntó Grettell al verla tan concentrada en aquella pintura

—Nada —respondió enseguida

—Dalia... —pronunció en tono serio

—Grettell hoy no estoy de humor —dijo mientras dejaba de pintar

—¿Y por qué no lo estás? ¿Quién fue y dónde vive?

Suspiro. —Puedo defenderme sola Grett

—Lo sé pero tenerme no esta de más —se encogió de hombros

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