Capítulo 8

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El dormitorio se había llenado de los gemidos de ambos. La cama se estremeció bajo los cuerpos de los dos y las sábanas apenas eran un amasijo de tela sin sentido enrollada en sus pies.

- Dilo por favor. - Gimió TK intentando levantar el cuerpo para alcanzar la boca de Carlos, pero el policía tenía sus muñecas aprisionadas contra la cama y no se lo permitió. - Dijo de nuevo TK sollozando.

- ¿Lo dices en serio? ¿Es lo que quieres?

- Sí, por favor, inténtalo una vez.

Desde que habían puesto las normas en su relación, Carlos había dejado bien claro que no estaba interesado en hacer ningúna práctica sexual que supisiera un tipo de vejación hacia TK. Eso incluía también el vocabulario obsceno y despectivo. Pero TK se había empeñado aquella madrugada o más bien se trataba también de lo excitado que estaba Carlos viéndolo suplicar entre sus piernas, que decidió aceptar o simplemente no pensó.

Carraspeó, nervios y se acercó a su oído. No es que nadie les fuera a escuchar dijera lo qeu dijera, pero le avergonzaba un poco decir aquello.

- ¿Te... gusta esto?

TK se echó a reír al escuchar lo apurado que estaba Carlos por decir aquellas palabras, le excitaba mucho saber que era el único amante al que le había dicho nunca cosas.

Los gemidos de TK también excitaron todavía más a Carlos, que poco a poco se fue sintieno un poco más cómodo por usar ciertos terminos y ciertas palabras que desde luego no diría jamás en voz alta.

TK le pedía, le apretaba con las piernas suplicando para que no parara. Apenas le estaba tocando, no le estaba metiendo mano como tal y su simple voz y sus palabras, además de sus manos acariciando su piel estaban haciendo todo el trabajo.

- Eres tan sexy cuando te pones así. - Dijo Carlos intentando volver a lo que estaba acostumbrado.

- Puedo ser mucho más sexy. - TK clavó su mirada llena de deseo, sexual y desperada en los ojos de Carlos. - Solo tienes que tocar las teclas adecuadas.

- ¿Y cuales se supone que son esas teclas? - Carlos se inclinó sobre él y comenzó a besarle el pecho.

- Con... - Habían acordado no volver a hablar de Alex. Carlos levantó la cabeza desde su vientre y sonrió agradecido, sabía que no era fácil para TK no scar a esa persona en sus conversaciones sobre sexo. - Aprendí que el dolor puede ser divertido.

Carlos se incorporó como un resorte, como si alguien le hubiera dado una descarga eléctrica y no una especialmente agradable.

- Dijimos que nada de dolor.

- Hay diferentes niveles, no tenemos por qué...

- No, TK. Tengo mis límites y lo que estoy haciendo hoy, lo que te estoy diciendo, es algo que ya lo está sobrepasando.

- Es solo un juego. - TK, ahora que tenía los brazos liberados, acarició los de Carlos y le cogió uno para que volviera a acariciarle el pecho y subiendo hasta su cuello. - Se muy bien que sabes controlarte.

Rodeó la mano de Carlos y la colocó enteral alrededor de su cuello, poco a poco la fue cerrando.

- TK, no, eso no por favor. No voy... no puedo hacer eso, no me obligues.

El paramédico cogió la otra mano de Carlos y se llevó a la boca para comenzar chupar sus dedos. Carlos cerró los ojos, mira que se lo estaba poniendo díficil para no hacer algo que en el fondo, si se dejaba llevar sabía que disfritaría. Tembló al notar la lengua de TK y se mordió la suya para no soltar un exabrupto.

When love by domination is not loveWhere stories live. Discover now