Cap. 2: El comienzo de mis vacaciones.

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Es 8 de julio y mañana tengo el tren a Barcelona, estoy bastante nerviosa la verdad, al fin y al cabo voy a conocer a la gente que siempre he deseado conocer, tengo la maleta hecha y todo preparado.


Acabo de apagar la alarma y me muero de sueño, me levanto de la cama rumbo al baño para lavarme la cara con el fin de mejorar un poco mi aspecto, ya que con los nervios había dormido unas 5 horas. Después bajo a la cocina a por algo de desayunar, mientras como algo veo un mensaje de Ibai que dice: -Cuando vayas a montar en el tren avísame, vamos Ander y yo a buscarte a la estación. Lo cual me extrañó un poco porque lo mismo era pronto para Ander pero supuse que tenía algo mejor el horario y le respondí un simple okey porque no quería sonar demasiado ilusionada aunque obviamente lo estuviera, no podía evitar estarlo sabiendo que va a estar allí Ander, a todos les tengo mucho cariño, pero Ander era algo especial.


Estoy ya en la estación, a punto de coger el tren, encuentro mi asiento y dejo allí mis cosas, y por supuesto aviso a Ibai de que ya iba de camino a Barcelona. El viaje se hizo más bien corto porque pasé más de la mitad durmiendo. Tan sólo queda una parada para llegar a la mía y allí estarán esperándome Ibai y Ander, quedan unos escasos 5 minutos.


Por fin el tren se para y puedo ver la estación tras las puertas que acababan de abrirse, bajo del tren y estoy un poco perdida ya que es la primera vez que voy allí, pero según las instrucciones de Ibai puedo hacerme una idea de dónde me están esperando. Muy nerviosa y con bastantes ganas de verles voy hacia ellos y por fin los encuentro entre tanta gente, puedo ver que ellos también me están buscando, así que en un tono más alto de lo normal digo: - ¡Ibai!, ¡Ander! -mientras hago un gesto con la mano para captar su atención. A lo que ellos me responden con un gesto parecido. Me acerco a ellos y les saludo con un abrazo corto para no resultar muy empalagosa, estuvimos charlando un par de minutos sobre el viaje y tal, y después decidimos ir ya a casa, me preguntaron que si necesitaba ayuda con el equipaje, a lo que contesté que no, pesaba bastante la verdad, pero estaba muy nerviosa como para responder con coherencia.

Un Verano en IbailandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora