Cap. 8: Me tengo que ir.

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Cuando estaba casi acabando de hacer la maleta alguien llamó a la puerta, era Ander, creo que se acababa de levantar, le dije que pasara, cerró la puerta, sentó en la cama y me dijo:

- ¿Qué, has dormido bien?

- La verdad es que si -dije mientras me sonrojaba levemente-

- Bueno yo también, estoy hasta madrugando.

- Ya veo, te habré despertado con el salto al bajar de la cama, es que la escalera estaba al otro lado.

- Jajajajaja que tonta eres.

Me sacudió el pelo y se fue a desayunar.
Yo ya tenía preparado todo, fui al salón y estaba allí Barbe, estuve hablando con él un buen rato, es muy buena persona, le veo como a un padre la verdad, es muy agradable.
Al rato llegó también Markel, que se sentó a hablar con nosotros, sin duda era una persona muy carismática, me encantaba hablar con todos ellos, eran muy diferentes el uno del otro pero todos eran muy agradables, y sabía que los iba a echar de menos.

Llegó la hora de comer y durante la comida pregunté que si alguien me podía acercar hoy a la estación, al final decidieron llevarme Werlyb y Ander. Después de recoger la mesa quedaron en estar todos en el salón charlando como buen domingo, de verdad que eran todos un encanto y cada vez me quedaba menos tiempo con ellos.

Lamentablemente quedaban ya solo 15 minutos para las 17:00 y debíamos irnos ya si queríamos llegar a tiempo. Con bastante pena me despedí de todos (menos de Werlyb y Ander que me iban a acompañar) y le di mis cosas a Ander para que las fuera guardando en el coche.
Íbamos ya de camino a la estación y me preguntaron si estaba triste, les dije que no, pero un poco si que lo estaba.

Cuando llegamos esperamos los tres sentados a que llegara mi tren, y cuando lo vimos llegar me despedí de ellos dos, Ander me dijo que me seguiría hablando, y Werlyb me dijo que podía volver si quería, les di un abrazo a cada uno y me subí al tren que me llevaba de vuelta a casa, cuando estaba ya dentro les pude ver a través de la ventana, me estaban mirando y cuando el tren empezó a moverse me despedí de ellos con la mano y ellos hicieron lo mismo.

Me puse los auriculares, puse la música y cerré los ojos con la intención de dormirme o por lo menos de descansar.
A los 5 minutos una notificación interrumpió la canción, era Ander, me había enviado un mensaje que decía: ya te echo de menos :(, me pareció muy tierno y le respondí: yo también jo :(. El viaje se me hizo ameno, estuve hablando con Ander la mayoría del tiempo.

Un Verano en IbailandWhere stories live. Discover now