Reese Miller conoce los secretos de todos sus compañeros de instituto.
✉ Publicación: 7 de julio.
✉ Sinopsis extensa en el interior.
✉ Obra registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de España. No se permiten adaptaciones.
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—Reese, ¿qué estáis haciendo aquí?
Estoy bloqueada. Literalmente soy incapaz de hacer que mi cerebro y mi boca estén conectados. Desvío la mirada hasta Mason, pero es Ellie la que habla.
—Lárgate capullo, tenemos que pedir comida.
Mason se ríe y el camarero, que parece haberla escuchado, también lo hace. Trago saliva, dispuesta a explicar por qué justamente estamos en el mismo restaurante en el que él está teniendo la cita con Olivia, pero esta última se adelanta.
—Tú eres su amiga, ¿verdad? —dice señalándome.
Noto las miradas de todos clavadas en mí y me armo de valor para responder.
—Estamos en una cita —aclara Mason.
¿¡Pero qué diablos le pasa!?
La mandíbula de Jeremy se tensa y la sonrisa de Mason se ensancha. Se desliza en el asiento hasta estar más cerca de mí y me pasa la mano por el hombro. Siento que me arden las mejillas de la rabia. En cuanto se den la vuelta, pienso darle un puñetazo en los huevos.
—¿Con mi hermana? —Su pregunta esconde un matiz amargo, claramente de enfado.
—¿Puedo pedirme también un batido? —interviene la aludida, ajena a todo lo que está ocurriendo.
—¿Queréis sentaros con nosotros? —dice Olivia de repente y el camarero se acerca a nosotros.
—¿Les cambio a la otra mesa?
Tantas preguntas. Tantas decisiones. La verdad es que no sé qué me ha llevado a traerlos aquí, pero ya no puedo huir. El camarero insiste y miro a Jeremy.
—Está bien —responde en un hilo de voz.
Olivia no parece disgustada, pero mi amigo sí. Mucho. Más cuando nos levantamos los tres y Mason me coge de la cintura para que camine junto a él.
—Como me vuelvas a tocar te retuerzo la mano —le susurro con odio.
—Sé que lo disfrutas —sonríe y acaricia mi espalda. Llevo un jersey, pero es imposible no notar la calidez que desprende su mano—. Sígueme el rollo si quieres que salga bien.
Llegamos a la mesa donde estaban Olivia y Jeremy y no me da tiempo a responder a Mason. ¿Salir bien? ¿Qué pretende que salga bien? Le miro confusa, pero está centrado en otra cosa.
El camarero nos toma nota y se hace un silencio bastante incómodo que Olivia intenta rellenar contándonos lo ricas que están las patatas de este lugar. Al parecer ella también ha venido mucho aquí.
—¿Quieres probar la limonada? —me pregunta Mason en tono cariñoso, acercándome el vaso.
Esto es incómodo. Aunque sé que está fingiendo, una parte de mí no puede evitar sentir una mezcla de rechazo y atracción.
