Reese Miller conoce los secretos de todos sus compañeros de instituto.
✉ Publicación: 7 de julio.
✉ Sinopsis extensa en el interior.
✉ Obra registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de España. No se permiten adaptaciones.
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Esperábamos que algo ocurriese durante la fiesta en el instituto. ¿Quién iba a dejar que unos adolescentes se colaran? Tarde o temprano alguien iba a acabar llamando a la policía. Si eso ocurría, saldríamos corriendo sin mirar atrás y cada uno se preocuparía por sí mismo.
En un intento de encontrar a Jeremy, Mason me agarra del brazo y no me deja moverme. Permanecemos en medio del campo de entrenamiento, con todos corriendo a nuestro alrededor y la sirena de la policía cada vez más cerca.
—Será mejor que me sueltes.
—Sé que has sido tú. —Su mano me agarra más fuerte. Me intento separar, pero no me deja.
—Me estás haciendo daño.
Cada vez hay menos gente. Todos se han dado mucha prisa en salir. De repente alguien empuja a Mason y al fin me suelta. Todo ocurre tan rápido que no me da tiempo a ver qué ocurre y, cuando me quiero dar cuenta, Jeremy y yo estamos corriendo fuera del instituto.
—¿Estás bien?
Estamos lejos del instituto, lejos del peligro. Vemos los coches de policía, pero estamos a salvo.
Me empiezo a reír tan fuerte que contagio a Jeremy. Las personas que pasan a nuestro lado nos miran extrañados y eso me provoca más risa. Me empuja con suavidad.
—Eres estúpida, pensé que te estabas ahogando.
—Es que... —Me llevo las manos al estómago, tratando de calmar el ataque de risa —. Me estaba acordando de cómo le has derribado.
Imito su gesto y se vuelve a reír.
—Parecías una bola de demolición. —vuelvo a hablar. Me llevo las manos a la cara y me limpio las lágrimas—. ¡Boom!
Resopla entre risas y tira de mí para que sigamos caminando. Cuando llegamos a su casa, el resto ya está esperándonos.
—¿Os han detenido?
—¿Cómo les van a detener si están aquí? —contesta Laura golpeando suavemente a Kai.
Entramos en casa. Hay muchos vasos tirados por el suelo, también hay comida, pero al menos se han marchado todos y estoy segura de que con este susto se les han quitado las ganas de cualquier fiesta.
Aprovechamos las cosas que se han dejado para cenar. Es bastante tarde y tengo mucha hambre. La moto de Mason no está fuera, así que eso nos da un poco de tranquilidad.
—¿Podemos hablar? —susurra Laura mientras recogemos todo el desastre que han dejado. Mira hacia atrás y vuelve la vista a mí—. Ha pasado algo antes.
—No me asustes.
Me empuja hacia el pasillo para alejarnos más de Jeremy y Kai.
—Cuando nos marchábamos me he encontrado con Kirsten.
