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Mateo.

La cena de anoche estuvo buena, la pasé muy bien.

Después de comer, el abuelo de Pili se rompió alto flan con dulce de leche de la puta madre.

Pili cantó y también les dijimos a su familia que estabamos empezando algo serio, lo cual ni siquiera se sorprendieron.

Ya me adoptaron.

Estábamos todos con una buena vibra, muy felices.

Anoche no dormí, me consumían los nervios. Podía ser la última noche que este así con Pili o la última vez que duerma con esta culpa.

Se me baja la presión, traiganme una coca.

Estuve nervioso toda la mañana. Pili se bañó primera y yo sólo podía maquinar en como iba a empezar esa charla. Hasta lo ensayé.

Después de que yo me dé una ducha rápida y me preparé, desayunamos tranquilos.

No podía parar de abrazarla y besarla, aunque sabía que si se lo decía yo me iba a entender. Pero igual estaba ansioso y lo notó.

― Hoy estás con todas, eh ― Le da un sorbo a su café, ― ¿Vas a ir a caminar hoy?

Negué al instante ― No, hoy voy con vos, si es que querés.

― Como no voy a querer lindo, no digas boludeces ― Me da un pico y va riendo a buscar sus cosas.

Salimos de su casa y cuando estábamos a dos cuadras de está, me asustó.

― ¡No, no! ¡Qué boluda! ― Se agarra la frente.

― ¿Qué Pilu? ― Me había asustado en serio.

― Me olvidé la cadenita que me regalaste, la dejé en el baño ― Hace puchero y yo solté todo el aire que no sabia que estaba reteniendo en mis pulmones del susto.

― No pasa nada mi amor, creo que las únicas veces que no la tuviste puesta en estos días fue hoy, y ni me dí cuenta. ― Le dí un beso en su mejilla.

― Si, pero vos siempre la tenes, y ni da que te regalen algo tan hermoso si no lo vas a usar.

Se fue lamentando hasta que llegamos. Que dramática.

En el restaurante nos encontramos con Agus y Carlos, moviendo mesas junto a algunos empleados.

― Abuelo, ¿Qué haces? No podes hacer fuerza ― Lo reta la rubia y el deja la mesa para saludarla con un cálido abrazo.

― Hola pilarcita, yo también estoy bien, con tu prima estamos reorganizado las mesas.

― El me obligó ― Se lava las manos la castaña.

― Si claro ― Rueda los ojos. ― Bueno Mateo, sabes donde está el mate asique, a laburar.

Reí y mientras ellos limpiaban yo les cebaba mates, también ayudé a que Carlos no hiciera fuerza, que terco que es ese hombre, Pilar tenía a quien salir.

― Me cansé ― Pili me abraza por la cintura, habían cambiado las mesas de lugar y redecorado el escenario. Les había quedado buenísimo.

Reí correspondiendo a su abrazo ― Ay, que cargosa esta puta. ― Le digo la misma frase que ella me dijo y me da un manotazo en la espalda ― ¡Me dolió, bruta! Ya vas a ver vos.

Le empecé a hacer cosquillas y Pilar se retorcía de la risa mientras intentaba alejarse de mi.

― ¡Basta, basta! Ya está, ya pasó ― Dice cuando la solté.

Lie To Me ; Trueno [Terminada✔]Where stories live. Discover now