Cap. 17

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Regreso:

Jacob:

Casi tres horas después, salgo, la fiesta está en todo su apogeo, veo a Melou en un grupo bailando, saltando, riendo y cantando haciendo sonidos con la boca junto a Dante y Nicole que mueve la saya que lleva puesta dando vueltas y vueltas y la india con la que andaba esta mañana, Malibú está por otro lado con Luciana haciendo el baile de la lambada.

Sin verlo venir un cuarteto de indias me lleva con ellas a bailar y es tarde para negarme. Empiezan a dar vueltas a mi alrededor y cuando voy a hablar veo a Melou viniendo en mi dirección.

—Lo siento niñas pero este hombre es mío— su voz se escucha extraña.

Me hala del brazo y me besa, su boca sabe a algún tipo de droga que me es conocida pero no la recuerdo.

—¿Estás drogada?.

—¡No!— exclama arrugando la cara —No soy una drogadicta— me señala con el dedo índice.

Dedo que tomo con mi mano y la halo, la acerco a mi boca e inhalo su aroma, sí, está drogada, es marihuana, pero parece estar ligado con otra cosa.

—Sí estás drogada— confirmo.

—Que no lo estoy, venga vamos a bailar— me arrastra de la mano y empieza a hacer unos pasos que son muy difíciles seguirle pero lo intento —¡No sabes moverte!— se ríe.

—No me gusta bailar.

De repente todo se silencia y se escucha nada más que el fuerte retumbar de los tambores.

Melou grita de la euforia y sigue bailando con los demás, debería enojarme porque todas ellas están drogadas incluyendo a Dante pero lo que me da es por reírme ya que su comportamiento es el de una niña emocionada.

Viene corriendo hacia mí y logro cargarla a tiempo, ella envuelve sus piernas en mi cintura.

—Me gustas limoncito— me besa —me gustas bastante— reparte besos por toda mi cara —¿ya te lo dije?.

—¿De dónde sacaste ese pronombre?— preguntas que no me dejan dormir.

—Por el color de tus ojos— debí saberlo —¿no te gusta?— besa mi cuello y me quedo en silencio —responde.

—Umju— muerde el lóbulo de mi oreja —deberíamos volver a la cabaña.

—No— hace un puchero.

—Sí— yo le hago otro sin siquiera sopesar mi actuar.

Ríe y acaricia mi labio inferior, camino con ella arriba rumbo a la cabaña.

—¡¿A dónde van?!— el grito de Malibú me sobresalta y bajo a Melou.

—Joder Malibú.

—¿A dónde van?— repite la pregunta.

—A la cabaña— reponde Melou haciéndole un gesto exagerado.

—No, de eso nada— toma a Melou de la mano —sujeta ahí y ven a bailar.

Me toma a mi también de la mano y ellas siguen bailando, así no se puede, me dejo caer en un tronco mientras la observo.

Reparo el vaso que me dejó Malibú en la mano, lo huelo y es la bebida que contiene marihuana.

Melou se vuelve a acercar y me baila, las llamas le dan un tono maquiavélico, como si fuese el pecado en persona.

—Ven a bailar limoncito— me levanta agarrándome de la mano, dejo el vaso a un lado.

APOCALIPSIS ✓ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora