Cap. 27

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Vida:

Melou:

Me siento débil, me es un poco difícil respirar pero lo que importa es que estoy aquí ¿no?

Y el haber visto ese verde fascinante como primera cosa al despertar me emociona.

—¿Q-qué...?

—¡Oh por Dios!— Aniela grita al entrar —¡Oh por Dios, estás despierta!— medio sonrío —tengo que... yo tengo que...— no sabe qué hacer dando vueltas.

Los ojos de Jacob no dejan de ver mi apariencia y su mano mantiene mi agarre.

El médico-científico entra también y se queda estático en el lugar con los ojos abiertos.

—¡Has despertado! ¡Dios mío es un milagro!— se acerca a mí con la libreta que trae en mano.

—Mi-milagro— toso, mi voz es ronca y tengo sed —¿pensaban que iba a morir? Todavía hay Melou James para rato.

—¿Qué sientes?— me pregunta Zeng, Jacob suelta mi mano y se sienta en la silla a mi lado con los codos apoyados en las piernas y las manos entrelazadas bajo el mentón mirándome.

—Solo que me falta el aire y me siento débil, también tengo sed— Jacob me alcanza el vaso de agua que está a un lado y que no había visto, bebo un buen sorbo que refresca mi garganta.

Él comienza a apuntar —La falta de aire es normal, forma parte del asma.

—¿Asma?.

—Sí, es la secuela que te ha dejado el virus, ahora eres asmática.

Ahora sí tengo debilidades.

»Y sobre lo débil que te sientes es porque tu cuerpo aún se recupera.

—¿No hay nada para estabilizar el asma?— cuestiona Jacob sin abandonar su posición y sin dejar de mirarme.

Me estoy empezando a preocupar sobre si tengo algo en la cara.

—De haber hay pero no lo tenemos a nuestro alcance, depende de ella el que se estabilice pero con el tiempo sabrá controlarlo.

—¿Y eso que es?— señalo el bulto de sábana que tiene Aniela en manos.

—Bueno, venía a traérselas a Jacob, iba a pasar la noche aquí contigo.

Alzo las cejas —Puedes dejarlas que limoncito duerme hoy aquí— palpo a un lado de la cama en la que estoy y veo a Jacob rodar los ojos.

—Supongo que hay cosas que no cambian— murmura y sonrío.

—Yo me retiro— avisa el doctor, toso —mañana en la mañana te trasladarás a tu cuarto.

—Gracias... por todo y por...

—No me agradezcas a mí— me interrumpe —este fue mi trabajo desde el principio, agradécele a él que no duerme hace seis meses— apunta a Jacob con la barbilla.

¿Seis meses? ¿Han pasado seis meses?

Se va, Aniela deja las sábanas en una mesita, se acerca a darme un beso en la frente y también sale.

Jacob continúa mirándome, yo trato de incorporarme para quedar sentada en la cama y cuando veo que él va a alegar le doy una mirada, mirada que lo hace negar con la cabeza y bufar.

—Ven aquí— le hago señas con el índice, no se mueve  —estoy cansada de decirte que no muerdo o ¿quieres que me levante?.

Se pone de pie y se sienta en el borde de la cama, lo halo de la camisa y lo beso, gimo al srntir el tacto de sus labios con los míos, su lengua se siente tan bien enredada con la mía, una de sus manos se posa en mi mejilla, envuelvo las mías alrededor de su cintura haciéndolo acomodarse.

APOCALIPSIS ✓ [En Edición]Where stories live. Discover now