Capítulo 13

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Capítulo 13.

Fui la primera en despertar. Amanda, mi compañera de cuarto, seguía durmiendo plácidamente y cada tanto la veía sonreír debido a algún sueño que yo desconocía.

El sol del amanecer ingresaba por la ventana, y las imágenes de la noche anterior con Max comenzaron a golpearme a medida que iba despertándome.

Eran las ocho de la mañana, me sorprendí, ya que no era habitual en mí despertarme tan temprano. Fui al baño, me lave el rostro, cepillé mis dientes y me di una ducha larga. Con la toalla en mi cabeza, me puse unos vaqueros azules ajustados y una camiseta blanca de manga corta. Cepillé mi cabello mientras me miraba al espejo.

El cuarto de baño de la habitación era pequeña, sin demasiado detalle y sencilla. Ducha, inodoro, etc.

Tomé uno de mis libros del curso de ingreso para adelantar algo, mis plumones y me encaminé hacia la biblioteca que quedaba en la última planta.

Antes de subir, cuando estaba a punto de subir un escalón, pensé que aún no había desayunado, así que fui a la primera planta y me compré un café junto unos panecillos rellenos. El día era maravilloso con su cielo azulq y sentía todo a mí alrededor se irradiaba de buen humor, había varios estudiantes en varias mesas en el enorme predio de la universidad, puestos de comidas internos y varias personas ya se encontraban estudiando con sus grupos de amigos.

Me sentí culpable por lo de anoche al instante, Max me había dado tantas cosas y yo me estaba comportando como una imbécil. Pero la idea de saber que alguien más quería mi puesto como sugar baby me estaba carcomiendo la cabeza. Quería que Rose desapareciera, quería que...

-¡Hermanita, que gusto verte!

Me sobresalté cuando el vendedor me estaba dando mi desayuno en su pequeño puesto. Me di la vuelta al escuchar su voz horrible y la vi allí, con un atuendo espectacular, pollera de tubo gris, zapatos altos y una camisa blanca. Su melena roja y llena de rulos que le llegaba hasta por debajo de sus enormes pechos me hizo reconocerla enseguida. Tenía unas carpetas abrazadas a ella y un pequeño bolso colgando en su brazo.

Ver a Rose me hizo temer lo peor. Era como si la hubiera invocado con mis pensamientos y me sentí la responsable de eso al instante.

-Dime por favor que eres una pesadilla de la que deseo despertar. Vete-mufé, pasando a su lado, con la intención de alejarme de ella.

-Tú también eres una pesadilla chillona y enana que me atormenta -coincidió, siguiéndome-, pero a partir de ahora tendremos que vernos la cara todos los días.

Me paré en seco al escucharla. Me di la vuelta para enfrentarla.

-¿A qué te refieres con eso, Rose?-palidecí.

-Max me consiguió una beca aquí para estudiar abogacía ¿No es genial? -se inclinó a mi oído, con una sonrisa-Tener un sugar daddy no es tan malo como creía. Él me ha contado que tú eres su sugar. Creo que a partir de ahora compartiremos pene.

Mi libro resbaló de mí mano y por poco suelto el café. La miré, espantada. Tomé el libro del suelo, nerviosa y la miré a ella, quien me estaba mirando como si estuviera disfrutando mi nerviosismo.

-Típico de ti, sacando todo lo bueno que hay en mi vida. Felicidades, Rose. Lo lograste-carraspeé, empujándola y marchándome lo más lejos posible.

La ira me carcomía por dentro y sentía que detrás de mí, ella permanecía radiante y con un rostro que demostraba el triunfo mismo.

Su existencia era una molestia para mí.

No te enamores de Ada Gray (Libro 1 TRILOGIA EL PECADO DE LOS DIOSES)Where stories live. Discover now