Capítulo 22

254 19 0
                                    

Capítulo 22

Me observé en el espejo. Me recogí el cabello en un moño flojo que caía con bucles en las puntas sobre mi hombro. Opté por un vestido color pastel que compré en una tienda que no estaba demasiado lejos del campus. La universidad no estaba tan lejos del centro de New York, y eso era favorable porque cada vez que necesitaba algo para una ocasión, las tiendas estaban abiertas a la mañana. 

Por lo que calculaba, Max pasaría a recogerme a la una de la tarde, así que sólo me quedaba una hora para alistarme. Si lograba hacerlo, marcaria mi propio récord. Entre el maquillaje, el peinado y colocarme los zapatos, terminé a tiempo.

El vestido color rosa pastel tenía tirantes finos, un delicado escote en V, un cinturón de oro que rodeaba mi cintura y la parte baja tenía volados muy bonitos. Apenas lo vi en la vidriera me enamoré perdidamente de él.

Me puse un collar de piedras falsas y unos aretes de perla, más unos zapatos de tacón blanco que ya lograba dominar. Solté un suspiro frente al espejo del baño, con el ánimo confundido. Tenía tantas cosas en qué pensar sobre Max.

Quería saber su identidad, quería saber quién era y por qué era tan atroz relacionarme con él. Ya iban tres personas advirtiéndome sobre él y tenía miedo de estar equivocándome.

Pero...no quería y no podía apartarme de él. No podía sacarme de la cabeza sus palabras “Verte dormida me ha hecho entender que te quiero para toda la vida”.

Max, hablándome de la eternidad, me resultaba algo shockeante ¿sus palabras eran ciertas? En ningún momento me había pedido que vuelva a hacer su sugar baby, no de una forma literal. Sino que simplemente, quería continuar a mi lado, no quería dejar de tener contacto conmigo.

¿Y si buscaba sólo una amistad? Temía que esa fuera su intención. Después de todo, habíamos comenzado siendo amigos y después nuestra relación se fue de una punta a otra. De un extremo a otro. 

No sé que quería Max conmigo pero, estaba dispuesta averiguarlo. El lado romántico de las cosas debía averiguarlo por mi cuenta, en cambio, tenía en contra todo aquello que me había soltado la divinidad sobre Max. Según Miranda debía dejar de amarlo y y olvidarlo para siempre porque no era humano y ella misma no había podido ayudarme. Mi madre también me había advertido sobre su presencia y Príapo me había exigido que dejé de verlo. 

Dicen que la curiosidad mató al gato pero, por lo menos, murió sabiendo ¿no? Cuando estaba cerrando la puerta del baño, tomar mis cosas e irme, Adam ingreso a la habitación y me quedó mirando un instante sorprendido y sin dar crédito de lo que miraba.

—No sé dónde demonios vas pero por favor llévame contigo—me suplicó, embobado—. Quiero verte con ese vestido todo el día Estás preciosa, Ada.

Me ruboricé ante su comentario y solté una risita tonta que cubri rápidamente con mis dedos. Adam sabía cómo halagar a una mujer y hacerla sentir bonita. 

—Eres tan bueno con los halagos que te traeré un pedazo de pastel. Si es que me lo permiten en la boda—le dije, con buen ánimo.

—¿Cuál boda?

—La hermana de Max se casa. Sí tiene una hermana y yo no lo sabía hasta el día de hoy. Hermosa sorpresa ¿no crees?—le comenté.

—¿Eso quiere decir que te arreglaste con Max? ¿Él y tú están de nuevo juntos?—me preguntó con voz apenada, como si la noticia lo hubiera decepcionado.

—No lo sé —admití—. La idea es charlar con él en la fiesta rodeada de elegancia y bebidas alcohólicas, a las cuales tengo asco por la borrachera de anoche. Dudo que algo de eso me distraiga, así que mi atención estará centrada en Max y en analizar bien qué es lo que quiere de mí.

No te enamores de Ada Gray (Libro 1 TRILOGIA EL PECADO DE LOS DIOSES)Where stories live. Discover now