Capítulo 20

296 21 1
                                    

Capítulo 20.

Había invocado a mi madre un día antes de mi cumpleaños. Tenía la obligación de visitarme por cumplir un año más en la tierra y aproveche su presencia cuando la tuve en mi habitación. Así que solicite su visita antes. La belleza de Afrodita era tan incandescente como frustrante, ya que cada movimiento de mano que hacía al hablar, le da un toque exagerado pero que combinaba con su personalidad.

Tenía la costumbre de aparecer con prendas blancas. Aquella tarde apareció ante mi con un vestido largo que le cubría los pies y con un escote prenunciado. Una evilla de oro rodeaba su cintura y su cabello rubio y ondulado le llegaba a las caderas.

Vino hacia mí y me abrazó. Había cerrado la puerta con llave por si Adam la abría de golpe.

—Nunca me llamas antes para que te salude para tu cumpleaños—me dijo, con su voz peculiar y cantarina.

—Necesito un favor, mamá.

—Y cómo siempre necesitas algo—replicó, poniendo los ojos en blanco y cruzandose de brazos.

Su comentario pudo provocar un grito en el cielo por parte mía. Pero opté por manter mi compostura.

—Solo te veo en mis cumpleaños y cuando necesitas decirme algo. Creo que puedo pedirte algo, me trajiste a este mundo sin nada—espeté.

—¿Y qué es lo que necesita mi bella hija?

—Necesito saber cómo encontrar a Cupido.

Afrodita frunció el entrecejo y me miró de arriba abajo. Carajo.

—Yo no puedo hacer eso hija.

—¡¿Por qué no?!

—Porque tú no eres una diosa en su totalidad, pero…puedo contactarte con tu sobrina. Es mitad diosa y mitad humana. Como tú—me ofreció.

—¿Mi…qué?

Una sobrina, que extraño.

—Priapo me ha contado que tú fuiste a verlo. No quise saber para que pero…trata de apartarte del mundo de los dioses. Ellos suelen burlarse de los humanos por no ser perfectos.

Tragué saliva, ahora sabía por qué Príapo había humillado a Max y a Amanda. Si con esa experiencia eso no me quedaba en claro, sería una estúpida.

—¿La sobrina de mi hermano o hermana Cupido podrá ayudarme a enamorar a alguien? No sé cuál es el sexo.

—Cupido es mujer—me aclaró, con una sonrisa—. Tampoco quiero enterarme nada sentimental por parte tuya cariño, pero…voy a ayudarte para que puedas encontrarla. Tienes la suerte de que se encuentra en la ciudad ¿necesitas algo más?

Mi ánimo cayó un poco y la miré, melancólica.

—Que me abraces otra vez—le dije y la embestí con uno—. No sabes cuánto te necesito a veces, mamá.

Quisiera que su figura materna estuviera siempre conmigo, pero Afrodita tenía la costumbre de ser fría con hijos que proviniera de un humano. Yo podría decirlo porque lo vivía día a día. Jamás sentí el calor de una madre y tampoco en aquel momento, ya que luego de darme una dirección, se esfumó sin decir adiós. Ni siquiera un feliz cumpleaños.

Gracias, por ser la peor madre, Afrodita.

Con mi motocicleta me dirigí a la dirección que ella me había dicho, fui por las calles menos transitadas para que ningún oficial me pidiera los papeles. Debía hacerme el permiso para conducir una motocicleta cuanto antes. No se encontraba tan lejos de uno de los edificios más destacados de la gran ciudad Empire State Building. Fue el edificio más alto del mundo desde 1931 hasta que se construyó el One World Trade Center en 1972, volvió a serlo cuando cayeron las Torres en el 2001 hasta el 2014. Es el ícono de la ciudad, el más famoso de todos. Su mirador es un imperdible según Adam, quien lo ha recorrido.

No te enamores de Ada Gray (Libro 1 TRILOGIA EL PECADO DE LOS DIOSES)Where stories live. Discover now