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Una taza azulada con pequeños dibujos de nubes reposaba en la mesa de la cocina, en ella había un líquido caliente y humeante que desprendía un dulce aroma a chocolate, un deleite para cualquiera.

El pelinegro de gran estatura tomó aquella taza junto con otra que ya tenía anteriormente. Se dirigió a pasos seguros hacia la habitación de su amado novio y en cuanto llegó, abrió la puerta de una patada que por suerte no hizo muchos estruendos.

Allí estaba él, dormido.

La felpuda y cálida manta envolvía el cuerpo del chico, él se acurrucó entre ella buscando aún más calor. Su pequeña cabeza reposaba contra la suave almohada, luciendo tal como un ángel. Respirando delicadamente, sus largas pestañas recayendo en sus mejillas, estas aún pintadas de rosa junto con su tierna nariz.

Él se acercó lentamente a la cama y dejó ambas tazas de chocolate caliente en la mesa de noche que se mantenía a un lado.

Se agachó hasta su altura para escrutarlo hasta no poder más. Todas sus facciones eran absolutamente dignas de ser las de un ángel, del hombre más hermoso del universo. Se sentía tan afortunado. Tan, tan afortunado.

Una de sus manos fueron hacia la mejilla del menor, acariciándola delicadamente con sus dedos, como si se tratara del cristal más frágil, como si tuviera miedo de hacerlo añicos y que ya luego no pudiera repararlo.

Los encantadores ojos del menor empezaron a abrirse, avisando que estaba despertando gracias al toque del chico contrario. Sus brillosos orbes se dejaron ver por completo, dejando maravillado una vez más a HeeSeung, que juraba incluso poder ver el universo completo destellando en un show interminable de lucesillas, a través de ellos.

ㅡHola, dormilón ㅡmasculló en un tono que hasta cierto punto era burlónㅡ Traje el chocolate caliente.ㅡatrapó la manija de la taza y envolvió sus dedos alrededor de ella, la sostuvo en el aire delante de SungHoon. El dulce aroma llegó hasta sus fosas nasales e inmediatamente se sentó en la cama y le arrebató a HeeSeung la taza, para luego empezar a beberla.

El pelinegro sonrió y tomó su taza para empezar a tomar el chocolate también. Estaba un tanto caliente, así que lo alejó de entre sus labios. Miró extrañado a su novio, que seguía bebiendo sin problema alguno.

ㅡ¿Cómo puedes hacerlo? ㅡcuestionó con el ceño fruncido.

ㅡNo está tan caliente ㅡrespondió al alejar la bebida de sus labios, un poco después siguió tomando hasta finalmente terminarㅡ Estuvo delicioso.

ㅡEs porque lo hice yo, estrellita ㅡle sonrió dulcementeㅡ Con mucho amor, sólo para ti.

ㅡEres tan dulce. ㅡcolocó la taza de nuevo en la mesa de noche y con sus manos ahora libres, palpó con suavidad las mejillas contrarias mientras que le regalaba una sonrisa. Una de esas sonrisas que lograba derretir por completo a Lee.

El castaño lo soltó y se hizo a un lado, dejando un espacio vacío allí. Palmeó aquella zona, diciéndole a HeeSeung que se sentara a su lado, el nombrado obedeció y se sentó junto a él en la cama matrimonial.

El mayor lo observó, un brillo especial apareció en sus oscuros orbes, viéndose allí el universo repleto de estrellas titilando incansables. Aquel universo titilante en sus ojos que sólo aparecía cuando veía al pálido, su pequeña y favorita estrella. Él, que siempre que sonreía parecía resplandecer tal como una estrella ferviente e iluminar todo su oscuro universo.

ㅡEres absolutamente hermoso, mi estrella. ㅡmurmuró con suavidad, sólo para que ambos lo escucharan, y la nívea dentadura del contrarió salió a la luz, ahora más grande.

wrong  ❱  heehoonWhere stories live. Discover now