Ya había pasado una semana desde que Jungwon salió de aquel infierno, aunque no del todo porque estaba realmente dañado y traumado de todas las situaciones que tuvo que vivir; esa noche de tormenta fue una clara demostración de ello.
Las gotas de lluvia golpeaban el vidrio de la ventana con violencia, el viento amenazaba con que los árboles se cayeran y los rayos impactaban contra el suelo varias veces en un solo minuto. Jungwon no pudo dormir en paz, continuaba sudando seco del terror mientras sollozaba en silencio. Era insoportable y horrible para él.
Sunghoon no se dio cuenta de ello hasta que un rayo cayó muy cerca de la casa, despertándolo. Se sentó en la cama, analizando su alrededor luego de que el gran estruendo violentara sus oídos. Y sino fuera porque una lámpara había quedado encendida durante la noche, no se hubiese dado cuenta de que su pequeño estaba sufriendo.
─¿Wonnie, estás bien? ─preguntó, notándose en su voz lo preocupado e intranquilo que se hallaba por su estado.
─No, las- las tormentas me asustan ─lloriqueó cual niño pequeño, abrazando su almohada como si fuera lo único que tenía─ Ellos... A ellos les gustaban cosas raras y- solían atarme bajo la lluvia como un perro por horas, hasta que estuviese casi inconsciente para-
─No sigas, no recuerdes eso, tan solo ven conmigo, mi amor, dejame abrazarte y darte protección. ─Sunghoon abrió sus brazos, ofreciéndole un abrazo que no tardó en llegar. El castaño se aferró a la cintura del castaño con ayuda de sus piernas, mientras que este lo tomó de la cadera y lo recostó consigo en la cama.
El menor se sintió seguro en sus brazos, tal como lo recordaba. Sunghoon era su hogar y eso nadie lo cambiaría.
─Te amo, estoy aquí para ti. ─dulces palabras salieron de su boca y el castaño le creyó ciegamente, como siempre había sido. El castaño llevó una mano a su cabellera, acariciando y jugando con ella en espera de que se calmara.
Won llevó su mirada hacia arriba en algún momento de la noche, cuando ya se había tranquilizado tanto como la tormenta. Observó a Sunghoon y todo detalle de su angelical rostro perdido en el sueño, se sintió tentado a besarlo estando tan cerca de sus labios. Podría hacerlo si tan solo se acercaba un centímetro más, pero no lo haría por respeto a su amigo y su relación.
Su amigo tenía que pensar las cosas bien, y un beso no ayudaría a hacerlo.
Suspiró con voz temblorosa y notó al mayor entre abrir sus ojos, viendo sus labios al primer momento. Sunghoon también quiso besarlo, e intentó hacerlo al acercarse de más a su rostro, pero terminó por alzar su cabeza para besar su frente.
Jungwon sintió alivio cuando se arrepintió de querer besarlo, porque no sabría si tendría suficiente fuerza para rechazarlo. Sonrió levemente, contento.
Lo último que recordó de esa noche antes de caer dormido fue a Sunghoon besar todo su rostro con suavidad a la vez que sobaba su espalda.
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