nineteen

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SungHoon estaba ansioso y eso no era un secreto para nadie en la sala. Su corazón latía realmente rápido, como si fuera a salirse de su lugar correspondiente, incluso creyó que los policías podrían oír sus latidos. El único capaz de calmarlo un poco fue su novio, quien no soltó su mano en todo el recorrido hasta la comisaría.

─Cuando JungWon salga, ¿te parecería ir a tomar un helado todos juntos? Seguro no lo ha tomado hace tiempo. ─comentó HeeSeung, pretendiendo sonar dulce y alegre para que Hoon se contagiara un poco de buenas sensaciones, no solo de nerviosismo y miedo. Tal vez estaba fallando un poco.

─Su favorito es el de limón. ─murmuró el castaño, nostálgico. Sus ojos brillaron ilusionados al saber que probablemente lo tendría consigo en poco tiempo.

─Ew, limón, ¿Es en serio? Creo que JungWon-

El teléfono de SungHoon comenzó a sonar debido a una llamada entrante. Se incorporó, asustado y exaltado.

─¡Atiende, atiende! ─exclamó el pelinegro, perdiendo la poca calma que estaba guardando segundos antes. SungHoon tomó su teléfono de forma temblorosa y contestó a duras penas.

─¿Ho-hola, señor? ─respondió y todos lo observaron mientras guardaban completo silencio. Sólo se oyó la respiración errada del pecoso en la llamada.

─Hola, Park, supongo que sabes para lo que te llamo, ¿no? Quiero que vengas en este mismo instante a esta dirección...

El hombre reveló la dirección, a lo que una de las policías asintió en busca de decir que era la información correcta luego de localizarlo por la llamada.

─Muy bien, muchachito, espero verte aquí en treinta minutos, te doy ese tiempo para llegar antes de que una bala atraviese la cabeza de tu amante ─ HeeSeung frunció las cejas y SungHoon se congeló por el tiempo tan reducido que le había otorgado─. Y, por cierto, maricón, te recuerdo que no lleves a la policía o con más razón mataré a JungWon. Te espero, el tiempo corre.

La llamada se cortó.

─¿Cómo que amante? ─ fue lo primero que Lee cuestionó cuando aquello finalizó. El menor estaba entrando en pánico como para responderle con alguna explicación.

─No lo sé, quizá creyó que- ─su voz temblaba tanto como su cuerpo. JungWon estaría en peligro si no actuaban lo más rápido posible.

─¡Muy bien! A partir de este instante no hay tiempo que perder, así que corran y metanse a las camionetas. Debemos llegar rápido ─la voz de uno de los policías se hizo notar y cada uno obedeció, yendo hacia la salida del establecimiento. El hombre se acercó a la pareja y a la anciana─. Vamos, muchachos, es la hora. Usted, señora, debería quedarse aquí hasta que volvamos, no creo que sea prudente que se exponga a un ambiente en el cual todo podría salir mal en cualquier momento.

─Oh, si usted lo dice ─JinRi no se esforzó en llevarle la contraria, solo hizo caso, de todos modos él sabía lo que decía y porqué─. Pero, por favor, quiero pedirle una sola cosa, y es que cuide muy bien de mis niños, no podría soportar que algo les sucediera.

─Se lo prometo, ese es mi deber, mi equipo y yo hará todo lo posible para que todos lleguen a salvo de nuevo. No se preocupe. ─el policía palmeó el hombro de la anciana y le sonrió de manera cálida. Acto seguido, hizo una seña para que la pareja lo siguiera hasta afuera.

Lo último que vio JinRi fue a HeeSeung voltear hacia ella y dedicarle una sonrisa antes de desaparecer por la puerta.

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