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Cuando HeeYeon colgó la llamada después de haberse negado, la furia dominó a SooYoung, en sus oscuras pupilas parecían haberse pinceleado la imagen de las llamas del infierno. De su garganta escapó un gruñido y golpeó la mesa con brusquedad, sin darle importancia al daño que le provocaría a su mano o la mesa.

Rápidamente tomó su celular de nuevo y contactó con su esposo, no estaba dispuesta a dejar las cosas así, debía hallar una manera para guiar a su hijo por el buen camino. Porque ella solo quería que HeeSeung fuera un verdadero hombre, solo quería lo mejor para él. Sí, todo era por su bien...

ㅡHey, cariño, HeeYeon se negó a amarrar a HeeSeung a partir de un embarazo y probablemente ya haya tomado la pastilla del día siguiente. Es ridículo, tuvo la oportunidad de tenerlo solo para ella y la desaprovechó por completo, dijo que es incorrecto. HeeYeon es una verdadera estúpida. Ahora, dime, ¿qué hacemos? el plan falló.

Acto seguido, envío el mensaje en espera de que el hombre lo oyera en algún momento.

Transcurrió poco tiempo cuando HeeSeung ya había hecho presencia en la casa, se veía decaído y algo pensativo.

ㅡHeeSeung, ¿cómo te fue en el día? ¿cómo la pasaste anoche con HeeYeon? ㅡlas preguntas atacaron al chico como inesperadas balas. Volteó con el ceño fruncido.

ㅡAnoche fue muy extraño, mamá, no fue una bonita noche. ㅡcomentó él. La mujer colocó una mueca de pena sobre actuada.

Luego de que HeeSeung habló con Leo, lo pensó en demasía, quizá más de lo debido; sin embargo tomó en cuenta de que el uso de drogas podría ser una posibilidad, entonces el azabache quería prestar atención a las acciones y expresiones consideradas sospechosas, en busca de saber si aquel porcentaje de probabilidad era una realidad.

ㅡOh, ¿por qué? ¿qué pasó?

ㅡPasaron cosas con HeeYeon y... fue desagradable para mí, no fue una buena experiencia ㅡconfesó, la mujer fingió más penaㅡ. Pero ya no importa, voy a encargarme de las sábanas, seguro son un asco. ㅡsuspiró, agachando su mirada con tristeza ciertamente actuada.

HeeSeung marchó de donde estaba su madre, perdiéndose en una esquina de la casa. SooYoung se permitió bufar con disgusto, su plan definitivamente había fallado por completo, el menor siquiera sintió placer al encontrarse con HeeYeon en la mañana. Gruñó con decepción y molestia, sin saber que HeeSeung la estaba observando desde aquella esquina.

SungHoon se había propuesto conseguir un doble empleo para así poder ganar más dinero del que ya obtenía, entonces contactó con varias personas conocidas que podrían darle la oportunidad de tener un segundo trabajo. Una de esas personas le notificó que a unas pocas cuadras de lo que era el parque principal se encontraba una pastelería que estaba en busca de un empleado, a sabiendas de que Lee tenía un gusto por la repostería.

Así que SungHoon en poco tiempo ya se situaba caminando por las calles de la cuidad en busca de aquel local, bastante contento ya que finalmente conseguiría un trabajo que a parte de sencillo, sería algo que se adecuaba un poco a lo realmente le gustaba. Sabía que no haría postres y pasteles a la primera, pero al menos podría ser el vendedor y estár cerca para admirar como los demás realizaban su trabajo.

Si conseguía el puesto en aquella pastelería, probablemente no tendría ni un mínimo de tiempo libre en todos los días de la semana, ya que su primer trabajo consumía toda su mañana a partir de las siete hasta las una. Luego era probable que su segundo trabajo también lo utilizara por toda la tarde, casi acabando al anochecer. Entonces pensó que las posibilidades de ver a HeeSeung por la semana eran miserablemente bajas, eso lo desánimo un poco; sin embargo, siguió pensando en que todo era por él... por su JungWon, todo por recuperar a su alma gemela.

Una vez se detuvo en el punto justo donde le habían indicado la dirección, admiró todo el local a lujo de detalles: el exterior estaba pintado de un rosa pastel, poseía un par de ventanales en los que se mantenían adheridos unas pegatinas de pasteles, donas y demás dulces. Luego, si elevabas un poco tu vista, podrías hallarte con el nombre del local en grande y con letras suaves y tiernas acompañado de otro tono de rosa. SungHoon simplemente no pudo quedar más encantado con la estética que dominaba.

Con cuidado empujó la puerta de vidrio y se adentró al local, que por dentro parecía ser algo mucho más fantástico y mágico. Con parsimonia se aproximó al mostrador donde de situaba un bonito chico de pelo castaño, saludándolo amistosamente.

ㅡBuenos días, ¿qué se le ofrece?

ㅡUhm, un conocido me ha notificado que aquí están buscando un empleado y pues... yo estoy en busca de un trabajo y me gustaría tomar el puesto. ㅡrespondió SungHoon mientras jugueteaba con los contornos de su ropa con algo de nervios.

ㅡUh, bien, ¿puede esperarme un momento? buscaré a mi jefe. ㅡavisó aquél joven castaño un instante antes de desaparecer por una puerta que SungHoon supuso que llevaba a la cocina.

Mientras el castaño hacía espera, comenzó a admirar los tipos de postre que se exhibían en el mostrador, todos parecían haber sido hechos con sumo esmero gracias a sus decoraciones tan llamativas y de colores chillones. Quizá los estuvo admirando por más tiempo del debido cuando comenzó a hacérsele agua en la boca y se le antojó cruzar el cristal para tomar una dona, pero antes de que pensara de más en los postres, aquel joven regresó junto a quien suponía era su jefe, un hombre mayor de apariencia atractiva.

Él parecía tan serio hasta que le dedicó las primeras palabras y supo que no era así, sonaba amable y respetuoso, lo que pudo calmar los nervios de SungHoon mucho más. Luego de charlar un poco con él dentro de su oficina y demostrarle lo que sabía hacer, habían acordado que él ocuparía aquel puesto y empezaría mañana en la tarde junto a su compañero Kim Sunoo.

(...)