05: Daños irreparables

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Toda rosa tiene espinas, tú decides con cual sangrar.

Ron Israel.

Daños irreparables

{Capítulo 5}

No me muevo. Cada uno de mis músculos están paralizados, solo mis ojos recorren el rostro de Iker que me observa como si lo que dije fuese una locura. Quizás se lo solté muy a la ligera y no le expliqué con exactitud lo que quiero, pero sinceramente no tengo ánimos para darle explicaciones. Me siento muy sola a pesar de que tengo la compañía de Asier, y solo por eso quiero que me bese. Necesito que lo haga mientras me abraza fuertemente y me saca todo el aire que llevo reteniendo dentro. Solo quiero liberarme de las esposas que me tienen atada a él como su esclava.

—No sé por qué dije eso...—suspiré pesadamente levantándome de la cama. Todavía me dolía la cabeza, aun así, necesitaba distraer mi mente para olvidar este vergonzoso momento—Solo olvídalo—volví a hablar dirigiéndome a la puerta.

Pasé por su lado y por milésimas de segundos observé su rostro serio, todavía no me decía nada y eso era lo que más me incomodaba. De seguro está pensando en que soy una chica fácil que teniendo novio, le va pidiendo a otros hombres que la besen. O también debe creer que soy muy descarada por hacer esto cuando supuestamente entre Fabio y yo habían ocurrido cosas. Sea como fuere, iba a quedar como una facilona. 

—No puedes pedirme que olvide lo que acabas de decir cuando yo también deseo hacerlo—se animó a hablar Iker reteniéndome por la muñeca. Mi expresión cambió un poco pero en vez de ponerme feliz, mis ojos se cristalizaron y me dieron inmensas ganas de llorar—. Creo que antes de pedirme un beso, debiste hablar conmigo de lo que te tiene tan rota.

En esos momentos quien se queda sin habla soy yo. Me maravilla la forma que tiene Iker para darle la vuelta al asunto y llegar al punto exacto de mi preocupación.

—Sophie, ¿confías en mí?

Lo miro durante unos segundos sin espetar cualquier palabra. ¿Debería confiar en él? Supongo que sí, a pesar de que nos conocimos de una forma un poco brusca, Iker me ha demostrado con el tiempo que es un buen amigo y sobre todo, que me puedo fiar de él.

Asentí y finalmente mis pies se movieron al compás de los suyos mientras bajábamos las escaleras. Me tiré en el sofá boca abajo mientras sentía que millones de lágrimas estaban a punto de descender por mis mejillas. Iker había ido a la cocina a prepararme un té de menta para intentar relajarme. Cuando regresó, dejó la taza de té en la encimera, levantó sutilmente mi cabeza y la colocó sobre sus muslos. Sus manos se convirtieron en un arma de relajación cuando comenzó a peinar mi cabello con sus grandes dedos.

—Cuando te sientas preparada para lidiar con todo lo que te tiene así, puedes hablar conmigo—susurró Iker mientras me hacía un rollito en el sofá para obtener más calor.

—Me siento muy sola—comencé a hablar manteniendo mi posición sobre sus muslos—. Toda mi vida ha sido una constante muestra de dolor y agonía. No tengo recuerdos de mis padres porque los asesinaron cuando era una niña, perdí a mi hermano por culpa del hombre con el que me iba a casar—hice una pausa cuando mi voz comenzó a quebrarse, dolía, por supuesto que dolía lo que estaba sintiendo—. Conocí el significado del amor y lo dejé escapar por comportarme como una niña estúpida e inmadura que prefirió olvidar al único hombre que realmente me amó por una venganza.

En ese momento llegaron a mi mente todos los recuerdos con Jimin. Solté una risa nostálgica y llevé mis manos a mis mejillas para secar mis lágrimas que salían a borbotones.

Slave Of You (Trilogía Slave, Libro 2)Where stories live. Discover now