Slave Of You (Trilogía Slave, Libro 2)

20: Michelle

Se siente tan bien sola, que sólo aceptará a alguien que sea más dulce que la soledad.

Ron Israel.

{Capítulo 20}

Michelle.

Le había dicho a Sophie que la ayudaría a rescatar a los hombres de su vida. ¿Qué tan afortunada podía ser para que mi hermano no colgara mi cabeza en la entrada del Burdel? Supongo que lo dije porque realmente siento que debo hacer algo por esa chica y no porque en realidad me gustó la forma en la que nos besamos. Y es que eso sería completamente estúpido, no tendría que sentirme así por un simple beso que ella ni siquiera disfrutó. Le dije la verdad cuando le confesé que no me gusta, porque la verdad es que ya tengo otra persona que se encarga de que mis hormonas se alteren.

Y sé, que si ella se entera de que justamente me besé con la chica que tanto estima, me mandará a la mierda y se acabará lo poco que iniciamos. Incluso llegué a cuestionarme porqué Sophie no me dijo nada sobre aquella noche. Quizás fue mi imaginación, pero creí haberla visto cerca de la cocina cuando yo estaba con mi niña de cristal. Aunque después pienso bien en los acontecimientos que procedieron y por supuesto ella nos vio, corrió y escapó de la isla en la que estaba aparentemente a salvo.

Mi vida ha sido complicada desde el comienzo. Crecí en un pueblo de mala muerte, mis padres eran divorciados y mientras mi madre luchaba por darme un futuro, mi padre, un ser despreciable y rastrero, se la pasaba cometiendo delitos menores que debía pagar mi madre ya que era la única persona cercana a él. A pesar de que su relación no era para nada común, mamá le pagaba las multas a mi padre ya que si se rehusaba, él, la buscaba y le pegaba fuertes golpizas; y no le importaba si yo estaba o no presente. Pese a eso, estudié hasta el bachillerato y cuando entendí que mi madre no podía seguir pagando mi colegio, decidí buscar un trabajo por mí misma.

De esta forma, obtuve un trabajo de medio tiempo en una cafetería pequeña y un poco mugrienta, pero que gracias al cielo, tenía buenos ingresos que me ayudaban a terminar el mes y apoyar a mi madre en los exacerbados pagos de mi padre en la comisaría. Lo peor llegó cuando me negué a seguir dándole dinero a un tipo que solo se comunicaba con nosotras para obtener una libertad a medias, entonces, una noche en la que dispuse a salir con varios amigos, mi padre entró al asecho en mi casa y sorprendió a mi madre por la espalda, le propinó inmensas golpizas en todo su cuerpo y luego, no satisfecho de casi matarla, agarró unas tijeras de la cocina y se las enterró en el vientre.

La dejó desangrándose en el suelo, y luego de habernos robado extremadamente todo, avisó a la policía y a las ambulancias para que fueran al rescate de mi madre. En el momento que llegaron ella ya había perdido demasiada sangre, ni siquiera dio tiempo de trasladarla a un hospital y hacerle una cirugía. Aquel hecho me destrozó completamente, ella era la única persona que tenía en la vida y que realmente me amaba, lo peor fue enterarme unas horas después de que le practicaron la autopsia, que estaba esperando un bebé.

Los médicos dijeron que posiblemente ni ella misma supo que esperaba un hijo, ya que normalmente las personas que están siendo atacadas suelen proteger las partes del cuerpo en las que desean salir ilesos. Lloré como nunca ese día, lo hice con todas mis fuerzas ya que mi madre no salía con ningún hombre, ni siquiera me hablaba sobre alguno que le gustara, por eso supe al instante que el malnacido de mi padre, la había violado en sus tantos ataques de ira.

Mi vida no podía ir a peor, pero no supe lo equivocada que estaba hasta el día que dejaron atrás el caso de mi padre. La policía dijo que posiblemente estuviera muerto o escondido en algún lugar muy restringido. Yo me cagué en ellos, porque no creía posible que después de tantos antecedentes penales, de un asesinato y de todo el maltrato físico y psicológico que él me había dejado, abandonaran el caso. Intenté olvidarlo todo, y concentrarme en mis estudios, pero decaí y una horrible depresión se apoderó de mí. Perdí mi beca, me despidieron por una mala conducta y hasta me excluyeron del lugar en el que me estaba hospedando.